La tensión está presente no solo en las noticias y en las redes sociales digitales, sino también en las pláticas cotidianas.
La sensación de estar en un punto de quiebre para nuestro país es quizá tan grande como lo fue hace cuatro años, con una diferencia fundamental: la polarización de ahora se percibe mucho más marcada, y no es casualidad.
El período de campaña política ha tenido poco espacio para las propuestas y mucho para el ataque, a veces grosero y visceral, entre unos y otros.
La hostilidad parece estar creciendo y traspasando el mundo digital para hacerse presente en la vida real, quizás como uno más de los efectos de las profundas desigualdades de Honduras.
Es precisamente en este país tan fragmentado, donde debemos elegir algo más que la Presidencia de la República; también elegiremos al nuevo Congreso Nacional, autoridades locales y el modelo político entre un abanico más amplio de opciones.
Si bien en la elección anterior ya participaba el Partido Libertad y Refundación, hay que reconocer que obtuvo la mayoría del voto en 2021 a través de una alianza, en un contexto distinto en el que el objetivo en común parecía más grande que las diferencias ideológico-políticas. El resto es historia conocida.
Ahora no tenemos ese factor que amalgamaba hacia un solo objetivo y hacía no prestar demasiada atención a las propuestas de modelo político, como sucede actualmente. Revisemos de forma sintética los planteamientos de los tres principales aspirantes a la Presidencia y sus partidos.
La candidata del Partido Libertad y Refundación, Libre, Rixi Moncada, basa su propuesta en el modelo socialista-democrático y la profundización del proyecto de refundación.
Esto significa enfatizar en el fortalecimiento del Estado especialmente en sus funciones de regulación y control, así como en la inversión pública.
La soberanía y la equidad están presentes en la narrativa de Moncada, que ha sido fuerte en su postura sobre la reforma tributaria y la justicia social.
El candidato del Partido Liberal, Salvador Nasralla, basa su propuesta en el modelo democrático-liberal, con un enfoque técnico y anticorrupción. Su propuesta se basa en fortalecer la institucionalidad y modernizar el Estado, con cuatro pilares: Democracia y Estado de derecho, bienestar social y económico, seguridad alimentaria y prosperidad rural.
El candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura, basa su propuesta en el modelo democrático representativo, más pragmático y enfocado en el desarrollo económico y el fortalecimiento del Estado de derecho. Su propuesta está enfocada en empleo, seguridad, energía, infraestructura, salud y educación, haciendo énfasis en la inversión y las alianzas.
Hay diferencias entre las tres propuestas, especialmente en el papel del Estado. La elección implica seguir por la vía del socialismo-democrático o cambiar de rumbo.
Vamos a decidir la dirección de nuestro destino compartido, si será desde la izquierda progresista, desde centro derecha con enfoque liberal o la derecha conservadora.
Es un asunto serio, que define no solamente los objetivos, sino fundamentalmente el cómo y el para qué. Nos queda poco tiempo para la reflexión. ¡Vamos a votar este 30 de noviembre! Es nuestro derecho y nuestro deber.