Ciudad de Guatemala.
Miles de guatemaltecos presionan al Congreso de ese país para que retire la inmunidad política al presidente Otto Pérez Molina con el objetivo de que pueda ser juzgado por los tribunales ordinarios de justicia por los cargos de corrupción que se le imputan.
Las multitudinarias protestas que durante la semana exigieron la renuncia del mandatario se repitieron durante el fin de semana enfocadas en el Congreso, adonde se deben reunir al menos 105 votos para que dé a lugar el antejuicio contra Pérez Molina.
El presidente guatemalteco fue acusado por la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) de ser el líder máximo de una red de defraudación aduanera conocida como La Línea. Por el mismo caso ya guarda prisión la exvicepresidente de Guatemala Roxana Baldetti, quien se vio forzada a dimitir de su cargo en mayo, ante las pruebas en su contra.
El sábado, una comisión de cinco diputados, elegidos por sorteo, decidió por unanimidad recomendar al pleno del Congreso que el Presidente sea despojado de la inmunidad propia de su cargo y juzgado en tribunales.
Pérez Molina, que ayer cumplió una semana sin actividades públicas, ofrecerá hoy una conferencia de prensa, luego de que el Congreso anuncie su decisión.
Jornada electoral
A falta de una semana para los comicios generales en Guatemala, el ambiente no lo marcan las campañas electorales, sino las protestas por los casos de corrupción que han salpicado al actual Gobierno y las previsiones de alta abstención.
Más de 7.5 millones de guatemaltecos están llamados a las urnas el domingo 6 de septiembre para elegir casi cuatro mil cargos públicos, incluido el presidente y vicepresidente del país, en unos comicios sobre los que analistas aseguran que la abstención marcará un antes y un después en la historia del país.
Catorce candidatos aspiran a la Presidencia, aunque, según las encuestas, solo tres tienen posibilidades de triunfo.
Según Diego Maza, uno de los miembros de la plataforma Mirador Electoral, el abstencionismo y el voto nulo pueden llegar hasta al 30%.
Miles de guatemaltecos presionan al Congreso de ese país para que retire la inmunidad política al presidente Otto Pérez Molina con el objetivo de que pueda ser juzgado por los tribunales ordinarios de justicia por los cargos de corrupción que se le imputan.
Las multitudinarias protestas que durante la semana exigieron la renuncia del mandatario se repitieron durante el fin de semana enfocadas en el Congreso, adonde se deben reunir al menos 105 votos para que dé a lugar el antejuicio contra Pérez Molina.
El presidente guatemalteco fue acusado por la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) de ser el líder máximo de una red de defraudación aduanera conocida como La Línea. Por el mismo caso ya guarda prisión la exvicepresidente de Guatemala Roxana Baldetti, quien se vio forzada a dimitir de su cargo en mayo, ante las pruebas en su contra.
El sábado, una comisión de cinco diputados, elegidos por sorteo, decidió por unanimidad recomendar al pleno del Congreso que el Presidente sea despojado de la inmunidad propia de su cargo y juzgado en tribunales.
Pérez Molina, que ayer cumplió una semana sin actividades públicas, ofrecerá hoy una conferencia de prensa, luego de que el Congreso anuncie su decisión.
Jornada electoral
A falta de una semana para los comicios generales en Guatemala, el ambiente no lo marcan las campañas electorales, sino las protestas por los casos de corrupción que han salpicado al actual Gobierno y las previsiones de alta abstención.
Más de 7.5 millones de guatemaltecos están llamados a las urnas el domingo 6 de septiembre para elegir casi cuatro mil cargos públicos, incluido el presidente y vicepresidente del país, en unos comicios sobre los que analistas aseguran que la abstención marcará un antes y un después en la historia del país.
Catorce candidatos aspiran a la Presidencia, aunque, según las encuestas, solo tres tienen posibilidades de triunfo.
Según Diego Maza, uno de los miembros de la plataforma Mirador Electoral, el abstencionismo y el voto nulo pueden llegar hasta al 30%.
