Este 15 de noviembre se cumple un año del paso de la tormenta Sara por el territorio nacional. Los más de 1,000 milímetros de lluvia que cayeron durante tres días, en su mayoría en el litoral Atlántico, dejaron luto, destrucción y cuantiosos daños a la infraestructura vial.
El resumen oficial de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) dio cuenta de 250,908 personas afectadas, 8,247 desplazadas en albergues y 2,492 incomunicadas. Asimismo, se reportaron siete hondureños muertos, cinco heridos y una persona desaparecida.
En total, la tormenta afectó a unas 251,000 personas, de acuerdo con estadísticas de Copeco. Las zonas más impactadas se concentraron en 98 municipios de los departamentos de Atlántida, Colón, Cortés, Copán, Santa Bárbara, Intibucá, Ocotepeque, Islas de la Bahía, Yoro y Francisco Morazán.
La masa de aire frío que afectó al país desde el pasado lunes volvió a evidenciar la vulnerabilidad del litoral Atlántico, un problema que no se resolvió en el último año. Los ríos Leán, en Arizona; San Juan y Cuero, en La Masica; Danto y Cangrejal, así como Aguán y Tocoa, entre otros, se desbordaron ante la ausencia de bordos protectores.
“El Gobierno no ha reconstruido bordos en el departamento de Atlántida en los últimos años, estamos desprotegidos cuando vienen las lluvias, ya que los ríos se desbordan. El río Leán se desborda y deja varias personas damnificadas”, dijo Carlos Chacón, alcalde de Arizona.
El municipio de Santa Rosa de Aguán, en el departamento de Colón, fue el epicentro de los daños provocados por la tormenta Sara. La calle de acceso desapareció en un tramo de más de 500 metros. La alcaldía, con apoyo de empresarios locales, realizó obras para desviar el acceso ante la falta de respuesta del Gobierno.
El sector ganadero reportó pérdidas millonarias, con unas 2,500 manzanas de cultivos de arroz afectadas y alrededor de 400 cabezas de ganado que se ahogaron.
Directivos de la Asociación de Ganaderos y Agricultores de Atlántida (AGAA) contabilizaron durante el paso de Sara unos 280 millones de lempiras en pérdidas. También reportaron la muerte de unas 2,000 cabezas de ganado debido al desbordamiento de los principales ríos del departamento.
“En un año de la tormenta Sara, el Gobierno reparó algunos tramos de calles secundarias, pero en bordos de contención y mitigación de riesgo no se hizo nada, ni se tocaron, si se nos viene una tormenta los daños serán mayores”, dijo Domingo Henríquez, presidente de la AGAA.
Infraestructura vial destruida
A nivel nacional se contabilizaron 41 pasos vehiculares cortados, 65 carreteras dañadas, seis destruidas, 93 calles afectadas, 44 destruidas, 33 puentes dañados y 11 destruidos, además de casi 2,500 comunidades incomunicadas.
La mayoría de los puentes dañados o destruidos, que dejaron incomunicadas varias ciudades, se localizan en el litoral Atlántico.
El más importante fue el Saopín, sobre el río Cangrejal, cuya estructura colapsó, interrumpiendo el paso por la carretera CA-13 entre Atlántida y Colón.
Dos meses después de la madrugada del 15 de noviembre, cuando colapsó el Saopin, el Gobierno inició su reconstrucción, habilitando nuevamente el paso vehicular a finales de julio.
Asimismo, se reparó el puente de Satuyé, en la carretera CA-13, en el casco urbano de La Ceiba, dañado por las aguas de la quebrada Satuyé; y se reconstruyó totalmente el puente sobre el río Esteban.
De los 17,545 centros educativos con que cuenta Honduras, 208 sufrieron daños severos, algunos destruidos totalmente, en los departamentos de Atlántida, Colón, Cortés y Yoro.
Daños en viviendas
La cantidad de viviendas afectadas a nivel nacional fue de 5,192 en 16 departamentos. Colón registró 2,730; Cortés, 1,026; y Yoro, 736. El Paraíso, Intibucá y Lempira reportaron seis viviendas dañadas cada uno. El resto se ubicó en Choluteca, Comayagua, Copán, Francisco Morazán, Islas de la Bahía, Santa Bárbara y Valle.
Además, el Gobierno declaró un estado de emergencia por 30 días debido al paso de la tormenta Sara y presentó el Plan de Primera Respuesta Nacional frente a sus impactos.
Sin embargo, pese a estas estrategias, el sector ganadero, empresarios y habitantes de zonas vulnerables denuncian que no se ejecutaron medidas de mitigación ni la reconstrucción de bordos de contención.