Honduras
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Para Ramiro Ocasio Moya y la fundación que preside, no hay un número límite de escuelas por construir en Honduras. Su compromiso con la educación del país donde vivió su niñez y adolescencia no conoce fronteras, ni rendición.
Hijo de madre hondureña, Norma Moya, y padre puertorriqueño, Ricardo Ocasio (QDDG), Ramiro nació el 10 de diciembre de 1979 en Boston, Massachusetts, Estados Unidos. No obstante, fue criado durante 13 años en El Progreso, Yoro, lo que marcó su vínculo permanente con Honduras.
Todo comenzó en diciembre de 2009, cuando durante una visita al país fue testigo de un acto que cambió su vida. Durante una reunión en Navidad, un niño salió corriendo con un plato de comida que estaba en la mesa. Ramiro lo siguió hasta una cuartería, donde descubrió que el pequeño solo quería compartir los alimentos con su familia.
Conmovido, regresó con más platos de comida. El jefe de familia compartió con sus vecinos, lo que impactó profundamente a Ocasio. “Me impactó que, sin tener nada, tuvo la capacidad de compartir”, recordó.
Desde entonces, comenzó a ahorrar y a viajar cada diciembre a Honduras para llevar alimentos a comunidades de escasos recursos. Más tarde, gracias al consejo de una prima, organizó mejor sus esfuerzos y logró llegar a más personas.
En enero de 2013, Ramiro Ocasio acaparó titulares por rescatar a un adulto mayor de las vías del tren en Nueva York. El gesto heroico lo hizo visible ante el mundo y atrajo el apoyo de nuevas personas interesadas en sumarse a su causa en Honduras.
Guiado por su amigo y socio Jonathan Henes, fundó The Foundation for Education in Honduras (FEIH, por sus siglas en inglés), con el objetivo de construir escuelas en distintos departamentos del país, especialmente en zonas rurales.
Desde octubre de 2015, la fundación ha construido 25 escuelas en 16 de los 18 departamentos del país, sin una meta fija. “Mientras exista necesidad por mejorar los centros educativos, la labor continuará”, afirma Ocasio.
Además de la infraestructura, la fundación dona mochilas, zapatos y pupitres, apoyando al mismo tiempo a pequeños artesanos hondureños.
El proyecto más reciente es el del Centro de Educación Básica Virgilio Rodríguez, en el barrio Trincheras de Choloma, Cortés, donde también se construirá una cafetería.“Ya no solo queremos construir escuelas, también queremos hacer auditorios, porque muchas escuelas no tienen auditorios”, comentó Ocasio.
El próximo proyecto será en Las Minas, El Progreso, Yoro, donde 105 niños reciben clases en condiciones precarias, dentro de galeras.
Hasta la fecha, la inversión de la fundación supera los 1.7 millones de dólares y ha beneficiado directamente a más de cinco mil niños, además de los que se suman cada año.
Cada año, la fundación realiza un evento de recaudación en Nueva York, al que asisten más de 200 personas. En promedio, logran recaudar más de 250,000 dólares. Este año, el evento está programado para el jueves 12 de junio.
“Mi sueño en particular es construir una escuela en cada municipio. Gracias a Dios, hasta ahorita hemos construido en 16 de los 18 departamentos. Solo nos falta Gracias a Dios e Islas de la Bahía porque es un poco difícil, pero estamos haciendo lo posible por llegar a esos departamentos”, compartió Ocasio.
También realizan mantenimiento anual a seis centros escolares con mayores necesidades.
“Claro que nos hemos encontrado con obstáculos durante este proceso, pero lo importante es enfrentarlos de la mejor manera y siempre positivos”, contó Ocasio.Relató que en el departamento de Lempira, específicamente en Cedros, Mejicapa, fue difícil concluir la escuela por la imposibilidad de transportar materiales durante la temporada de lluvias. “En una ocasión, tuvimos que utilizar burros para llevar las bolsas de cemento hasta la escuela”, recordó.
En septiembre de este año, planean iniciar un nuevo proyecto en el departamento de Intibucá.
A pesar de sus exigencias laborales, Ocasio dedica las noches a coordinar los esfuerzos de la fundación. Uno de esos días apartó tiempo para conceder esta entrevista a Diario LA PRENSA.