REDACCIÓN. Es un ejemplo de humanidad y amor al prójimo. En silencio y sin necesidad de la pompa de las redes sociales ha construido 19 escuelas y ha llevado alimentos y otras ayudas a niños de comunidades de escasos recursos en Honduras.
Ramiro Ocasio Moya es para muchos un héroe sin capa, en 2013 su nombre se escuchó por primera vez en Nueva York, cuando apareció en las noticias por haber rescatado a un adulto mayor de morir atropellado por un tren en la estación de Lexington Avenue, de Manhattan.
De madre hondureña y padre puertorriqueño, Ramiro fue criado gran parte de su vida en el El Progreso, Yoro, pero nació en la ciudad de Boston, Massachusetts, Estados Unidos, el 10 de diciembre de 1979.
SU NIÑEZ Y ADOLESCENCIA
Cuando apenas era un niño de cinco años, su padre falleció, motivo que impulsó a su madre a regresar a Honduras para iniciar una nueva etapa en la vida de ambos.
Ramiro fue un jovencito muy inquieto que se formó en diversas escuelas de El Progreso como la Luis Landa, José Trinidad Cabañas y el Liceo Progreseño.
Sus estudios secundarios los realizó en el instituto Rómulo E. Durón, posteriormente, retornó a Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades de desarrollo profesional.
Además de laborar como digitalizador de archivos en una firma de abogados, Ramiro asegura que fue enviado a este mundo para servir al prójimo, lo confirmó cuando, en una ocasión, un niño le robó un plato de comida, luego de perseguirlo, se dio cuenta que el niño se dirigía a entregarle los alimentos a su familia.
Esta situación lo conmovió y lo hizo reflexionar sobre las necesidades de los menos afortunados. Así es como se propuso ahorrar cada año para regresar a Honduras y llevar comida a personas de escasos recursos.
SU FUNDACIÓN
En 2014 logró establecer la Fundación para la Educación en Honduras (por sus siglas en inglés FEIH) junto a Jon Henes, con el propósito de proveer a los niños de Honduras la calidad de educación que se merecen.
Ramiro ha construido 19 escuelas, con lo que ha contribuido al desarrollo del país y ha permitido que muchos niños no abandonen sus sueños por falta de recursos.
“Aunque no nací en Honduras, me siento más catracho que la baleada”, afirma risueño. Casi todos los proyectos de FEIH se ejecutan bajo el apoyo de tres elementos: comunidad, personal docente y fuerzas vivas, personal de FEIH y alcaldías municipales.
Su más reciente proyecto fue la construcción del Centro de Educación Básica Marco Aurelio Soto en la Comunidad de El Tránsito, municipio de San Jerónimo en Copán. Su vida es un ejemplo de amor y entrega.
