El anuncio del Premio Nobel de la Paz 2025, otorgado a la opositora venezolana María Corina Machado, ha generado una ola de reacciones en Honduras.
Luego de que el Comité Noruego del Nobel la escogiera “por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela”, varios dirigentes en el continente le dedicaron unas palabras a la venezolana, que permanece en la clandestinidad desde el pasado 9 de enero, cuando encabezó una protesta en Caracas para defender el reclamado triunfo del opositor Edmundo González frente a Nicolás Maduro.
En Honduras no fue la excepción. La designación de Machado, reconocida por su lucha por la transición pacífica hacia la democracia en Venezuela, generó pronunciamientos desde distintas trincheras políticas hondureñas. Las reacciones reflejan también la polarización interna del país y las visiones opuestas sobre los modelos de gobierno en la región.
El presidenciable nacionalista Nasry “Tito” Asfura, conocido como “Papi a la orden”, fue uno de los primeros en pronunciarse. A través de la red social X, felicitó a la líder venezolana, destacando que su ejemplo “inspira esperanza y libertad” para millones de personas en el mundo.
“Tu valentía y amor por Venezuela inspiran esperanza y libertad. Este Nobel de la Paz también celebra a quienes creemos en la democracia. Lucharemos para que la libertad y la democracia triunfen”, escribió Asfura.
Salvador Nasralla, aspirante presidencial del Partido Liberal, también celebró la designación de Machado, calificándola como una victoria de las causas justas frente a los regímenes autoritarios. “Cuando una causa es justa, ningún obstáculo puede detenerla”, señaló, al tiempo que lanzó críticas al expresidente Manuel Zelaya, a quien acusó de simpatizar con gobiernos antidemocráticos.
Nasralla sostuvo que el premio a Machado representa la prueba de que la verdad puede vencer sin recurrir a la violencia.
Coordinador de Libre: es "una golpista aliada de las élites financieras"
Sin embargo, la postura del expresidente Manuel Zelaya se situó en el extremo opuesto, al calificar la decisión del Comité Nobel como “una afrenta a la historia y a los pueblos que luchan por su soberanía”.
En su declaración, el coordinador del Partido Libre cuestionó que se premie a “una golpista aliada de las élites financieras y de los intereses extranjeros”, asegurando que este tipo de reconocimientos “convierten el símbolo de la paz en un instrumento del colonialismo moderno”.
Esa declaración desató nuevas respuestas dentro del Congreso y de la oposición. La diputada Maribel Espinoza, del Partido Liberal, reaccionó duramente ante las palabras de Zelaya, señalando que su postura es coherente con su cercanía ideológica al gobierno de Nicolás Maduro.
“Es normal esa respuesta de Mel Zelaya, que es amigo y asociado de un narcodictador. Corina Machado representa la lucha por restablecer la democracia en Venezuela, mientras ellos defienden a sus amigos narcos”, expresó la parlamentaria.
Desde una óptica diplomática, el exvicecanciller Antonio García valoró el Nobel como un indicador del compromiso mundial con las causas democráticas.
A su juicio, quienes celebran el premio “están del lado de la democracia, la lucha pacífica y las elecciones libres”. Agregó que las críticas al Comité Nobel provienen de quienes “ni siquiera muestran actas electorales”, en clara alusión a regímenes autoritarios de la región.
El analista internacional Graco Pérez ofreció una lectura más amplia del significado del premio. Según explicó, el galardón no solo reconoce a Machado, sino que también envía un mensaje global sobre la necesidad de proteger la democracia en América Latina.
“El premio visibiliza al mundo el sacrificio de quienes defienden la libertad. Además, impacta en la realidad nacional, porque muestra los contrastes entre quienes respaldan las dictaduras y quienes defienden los valores democráticos”, sostuvo.
Pérez consideró que el reconocimiento a Machado tiene implicaciones que trascienden lo simbólico. “Este premio no es solo una distinción personal; es un mensaje político que coloca a la líder venezolana en una dimensión mundial, y que, indirectamente, pone a prueba la coherencia democrática de los países latinoamericanos, incluido el nuestro”, afirmó.
El debate también ha dejado en evidencia las tensiones entre los principales bloques políticos hondureños, especialmente en un año electoral.
Las posturas sobre el Nobel de la Paz se han convertido en un espejo que refleja las afinidades ideológicas con los modelos de Caracas y Washington, y que reabre la discusión sobre el rumbo democrático del país.
En redes sociales, la conversación se ha multiplicado entre simpatizantes y detractores del gobierno. Mientras unos consideran que Machado encarna el espíritu de la resistencia democrática, otros acusan al Comité Nobel de politizar el galardón e intervenir en los asuntos internos de las naciones soberanas.
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