San Pedro Sula, Honduras
Hondureños ilegales que distribuyen fentanilo en las calles de San Francisco, California, miembros de la temida mara MS-13 y la pandilla 18 podrían enfrentar un destino poco esperado: una celda en la prisión de Guantánamo, Cuba. La misma cárcel donde permanecieron confinados los terroristas vinculados con los atentados del 11 de septiembre.
La semana pasada, el presidente Donald Trump ordenó al Departamento de Defensa y Seguridad Nacional que acondicionara la base naval de Guantánamo para recibir a lo que él ha llamado los “peores delincuentes ilegales”. Su plan contempla la detención de hasta 30,000 personas en esas instalaciones.
El domingo, la Casa Blanca anunció por medio de X que militares de Estados Unidos llegaron a la bahía de Guantánamo “para apoyar al Departamento de Defensa y Seguridad Nacional en la expansión del Centro de Operaciones Migratorias, impulsando así la misión del presidente Trump de proteger a los estadounidenses (...)”.
Leonardo Pineda, experto en seguridad ciudadana y políticas públicas, sostiene que, según las declaraciones de funcionarios del gobierno estadounidense y abogados especializados en migración, “la cárcel de Guantánamo será para personas que se encuentran ilegales en Estados Unidos que se dedican a actividades delictivas”.
“Si es como ellos lo han manifestado, en esta cárcel recluirán a los hondureños que son miembros de la banda Los Hondos que se dedican a distribuir fentanilo en San Francisco y miembros de la mara MS-13 de El Salvador y la 18, los miembros del Tren de Aragua de Venezuela y delincuentes de otras organizaciones criminales de diferentes países”, dice.
Esta decisión, según el analista, podría generar un doble efecto: por un lado, limpiaría las calles de ciudades estadounidenses golpeadas por la droga y la violencia y, por otro, liberaría a países como Honduras de criminales que han sembrado violencia por años en la región.
No deben enviar migrantes sin antecedentes
Sin embargo, Pineda advierte que si el gobierno de Trump usa este centro de detención para recluir a migrantes cuya única falta ha sido cruzar la frontera en busca de una mejor vida, los países afectados deberían denunciar la situación ante organismos internacionales, puesto que “sería una flagrante violación a los derechos humanos”.
La Estación Naval de la Bahía de Guantánamo está situada en la costa sureste de Cuba, a unos 700 kilómetros al sureste de Miami, Florida. Desde 1903, es la instalación militar en el extranjero más antigua de Estados Unidos.
Según el contrato de arrendamiento, Washington conserva la jurisdicción y La Habana mantiene la soberanía sobre la instalación de 116 kilómetros cuadrados, rodeada por una valla que se extiende a lo largo de 17 millas, 27 kilómetros.
La conservadora The Heritage Foundation, basada en Washington, en un reporte especial sobre la seguridad en la frontera denominado Cómo puede el presidente utilizar el ejército estadounidense para enfrentar la amenaza catastrófica en la frontera con México, propone la utilización de esa base del Pentágono para detener de manera más segura a criminales violentos y otras personas cuya repatriación se complica por factores internacionales.
Esa organización dice que en los últimos cuatro años, los desafíos de larga data en torno a la migración ilegal y los narcóticos ilícitos en la frontera de Estados Unidos se han profundizado y acelerado, amenazando con desestabilizar a Estados Unidos. Afirma que “gobiernos extranjeros hostiles, como el de Venezuela, Nicaragua y otros lugares, están utilizando la migración masiva como arma contra Estados Unidos”.
Permitidos por la falta de control en las fronteras de los Estados Unidos, tanto en el sur como en el norte, estas naciones y actores no estatales hostiles han apoyado la infiltración en Estados Unidos de organizaciones criminales transnacionales como el Tren de Aragua, espías extranjeros y terroristas del Medio Oriente, dice el reporte.
De cara a contexto negativo para los hondureños trabajadores en Estados Unidos, Hugo Maldonado, presidente del Comité para la Defensa de Derechos Humanos (Codeh), les sugiere al gobierno de Honduras y de los países emisores de emigrantes “denunciar cualquier violación a los derechos humanos que se presente contra emigrantes que no son delincuentes”.
“El gobierno de Estados Unidos está en su derecho de recluir en cualquier cárcel, incluida la prisión de Guantánamo, a los extranjeros que se dedican a actividades criminales, sin embargo, no puede llevar a Guantánamo a los emigrantes que trabajan honestamente en ese país”, dice.
Maldonado propone que, ante cualquier abuso de la administración Trump, “el gobierno de Honduras debe mantener una posición nacionalista, digna y de respeto y buscar el diálogo para fortalecer las relaciones porque hay que entender que este país no puede ponerse en el mismo nivel de Estados Unidos”.
“El gobierno de Honduras ha dado buenas señales al renovar el mes pasado el tratado para que Estados Unidos siga operando la base militar de Palmerola, ahora debe normalizar el tratado de extradición para que los migrantes hondureños tengan un mejor trato en Estados Unidos. Panamá, por ejemplo, tomará medias respecto a su relación con China”, dice.
