Las principales víctimas son niños y adolescentes que desertan de escuelas y colegios, que enfrentan fracturas familiares por la violencia, alcohol, drogas y falta de dinero.
“Se metieron a mi casa, allí me golpearon, me pedían saber dónde estaba mi hijo. Aún tengo cicatrices en la cabeza de cuando me daban con la pistola”, relató la compatriota que ahora construye una nueva vida lejos de Honduras.
Ana Chanelly Córdoba Bonilla alias la “China” fue sentenciada por la muerte de dos conductores del transporte interurbano, hechos ocurridos en La Ceiba.
La situación se exasperó luego de que un grupo violento y armado irrumpiera en el set principal del canal de televisión TC para retener por al fuerza al personal de la estación, amenazarla con armas de fuego.
En el sector de Cofradía, Cortés, y Ceibita en Santa Bárbara, se logró desmantelar la red de circuito de cámaras de vigilancia y seguridad, incautando varios aparatos.
Las maras “se dedican a convencer de una manera engañosa y, muchas veces, bajo amenazas a niños, niñas y adolescentes para que realicen actividades de manera progresiva dentro de la organización”, dijo a EFE Rodrigo de la Barra, oficial de Protección de la Agencia de la ONU para los Refugiados en Honduras.