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Eduardo Montes luchó por su vida, según video

  • 17 septiembre 2015 /

Tegucigalpa, Honduras.

El video captado por las cámaras de seguridad de la Torre Metrópolis no deja lugar a dudas, Rigoberto Andrés Paredes Vélez, según lo muestran las imágenes, asesinó al abogado Eduardo Montes Manzano y le bastaron solo cuatro minutos.

El video captado por la cámara de seguridad del elevador donde quedó el cuerpo sin vida del profesional del derecho muestra lo ocurrido la trágica mañana del miércoles 16 de septiembre.

De acuerdo a las imágenes, la tragedia comenzó a las 10:30 am.

Dentro del elevador donde quedó sin vida el cuerpo del abogado iba un jovencito de tez blanca que vestía una camiseta azul y pantalón jean, está al interior del elevador, justo en el nivel 15.

Al momento en que se abre la puerta del ascensor se observa al joven que, asustado, mantiene su mirada fija en el exterior del mismo y a los pocos segundos se ve que el abogado, con su camisa ensangrentada ingresa al elevador y seguido lo hace Rigoberto, por lo que el jovencito sale corriendo y toma hacia el lado derecho de la torre 1.

Cuando el testigo ocular del comienzo del ataque sale corriendo, Rigoberto se abalanza contra el abogado para seguirlo atacando a puñaladas, por lo que el abogado le agarra las manos intentando arrebatarle el arma homicida, el cual es un estilete (es una especie de navaja que utilizan los diseñadores y artistas para sacar punta a lápices o cortar papel).

Foto: La Prensa

Rigoberto Paredes Vélez prefirió ayer el silencio. Por momentos fue captado sonriendo y a veces retraído.
El forcejeo dura unos cinco u ocho segundos, pero debido a la corpulencia del hechor, el abogado no pudo quitarle el arma, lo que provoca, según muestra el video, más molestia en el agresor que le infiere una puñalada más en el lado derecho del cuello para luego empujarlo. El abogado queda de pie pero recostado en la pared del ascensor, y ya se muestra débil.

Una vez que aleja a su víctima, Rigoberto, que vestía camiseta gris, jean azul y zapatos estilo burros color café, aprieta los botones para cerrar la puerta y hacer que el elevador bajara.

Dentro del ascensor se observa que Rigoberto le dice algo a Montes, pero este no tiene fuerzas para responder y solamente se coloca la mano en el pecho, justo donde ya había recibido varias puñaladas.

Luego de un rato, Rigoberto se acerca a Montes, le infiere otra puñalada en el costado del cuello y luego intenta cortarle la parte frontal del mismo.

En ese momento, el abogado ya sin fuerzas cae al piso del ascensor, mientras que Paredes Veléz lo observa por un par de segundos y luego se acerca, se agacha y le asesta otra puñalada en el cuello.

En ese momento se observa que el profesional del derecho continúa con vida, pero ya no tiene fuerza para defenderse del mortal ataque.

Luego de darle la puñalada, Rigoberto agarra del pelo al abogado y le comienza a herir el cuello, como si tratara de degollarlo, pero en ese momento se detiene el ascensor y se abre la puerta.

Foto: La Prensa

Tras salir de los juzgados fue trasladado a la Penitenciaría Nacional Marco Aurelio Soto, en Támara junto a acusados por otros casos.
Aún agachado, Rigoberto Paredes mira hacia afuera, por lo que se levanta y camina rápidamente hacia la puerta que dirige a las gradas de emergencia. Mientras bajaba las escaleras con la finalidad de escapar, el asesino no sabía que todas sus acciones estaban siendo monitoreadas por los elementos de la seguridad del edificio.

En el trayecto del piso 14 al 4, el joven tiró el arma homicida pero los guardias ya sabían adonde estaba, por lo que cuando llegaron las autoridades pudieron indicarles el sitio.

Al momento en que Rigoberto bajaba las escaleras del cuarto piso, agentes de seguridad lo interceptaron y luego de someterlo a la impotencia le quitaron los cordones de los zapatos y le ataron las manos en las cuales mostraba laceraciones que sufrió durante el forcejeo, y en las que también llevaba sangre de su víctima.

Según el dictamen preliminar de Medicina Forense, Eduardo Montes Manzano recibió ocho puñaladas: cinco en el cuello y tres en el pecho. Durante más de ocho horas, Rigoberto permaneció en las instalaciones del edificio de Ciencias Forenses, en donde los especialistas le realizaron pruebas toxicológicas, psiquiátricas, psicológicas y físicas, entre otras.