El crecimiento del consumo de café en el mercado hondureño ha impulsado la expansión de pequeñas tostadoras y comercializadoras de grano tostado y molido que aportan silenciosamente a la economía mediante la generación de una cadena de empleos.
Tras la pandemia, el consumo interno en Honduras, según cifras de la Organización Internacional del Café (OIC), registró un aumento del 3% en el año cafetero 2022/2023 respecto al 2021/2022. Para 2025, la demanda nacional ronda el medio millón de sacos de 60 kilogramos.
El mercado hondureño lo ha liderado en las últimas dos décadas Espresso Americano, que se ha consolidado como la cadena más fuerte del país. El dinamismo del consumo también atrajo a Starbucks, que abrió operaciones en en San Pedro Sula, a finales del año pasado, con el objetivo de aprovechar la creciente cultura cafetera y la disposición de los consumidores a pagar por una experiencia de marca internacional.
Hondureños generan cientos de marcas de café
Mientras miles de hondureños incrementan su dosis diaria de café, otros colocan en el mercado paquetes del producto, molido o en grano, con diversas marcas, además de abrir cafeterías que generan empleo en barismo, panadería, limpieza y otras actividades relacionadas.
Eva Georgina Vásquez, productora y administradora de Catracha Coffee en La Paz, dice que en los últimos años ha notado un aumento de negocios vinculados al café, como tostadurías y cafeterías, que generan empleos al igual que las fincas productoras. Sin embargo, señala que enfrentan dificultades para contratar mano de obra porque “los muchachos se van al ejército”.
Catracha Coffee forma parte del universo cafetero hondureño con dos marcas, Catracha Coffee y Café Yarasquín. Exporta café verde en microlotes a través de Royal Coffee (Emeryville, California) hacia Estados Unidos y capacita a productores en cada etapa del proceso, hasta colocar el producto en contenedores para su exportación.
En Copán Ruinas, lejos de las fincas de La Paz, Lester González logró mantener en pie su marca Café Garden tras superar la crisis derivada del Covid-19. Su café, disponible en grano y molido, se comercializa en empaques de 400 gramos.
“Inicié este emprendimiento en 2019. Unos amigos norteamericanos me apoyaron, me prestaron la tostadora y me enseñaron a tostar. Ese mismo año lancé mi marca y logré sostenerla durante la pandemia porque se trata de un producto de la canasta básica”, relata.
Hoy, González cuenta con su propia tostadora y un molino. Su negocio genera dos empleos directos y beneficia indirectamente a más de cinco personas en la cadena de producción, utilizando como materia prima café cultivado en las fincas de su familia en Copán.
“En los últimos años, aquí en Copán, varios productores han creado sus propias marcas para obtener más ingresos. También hay personas que han recibido capacitaciones y han iniciado emprendimientos que generan empleos para sus familias. Conozco amigos que han creado unas ocho marcas de buen café, y todos logran vender”, comenta.
Hasta el año pasado, distribuía Garden Café en la red de tiendas de Almacenes El Titán, hoteles de Roatán y diversos establecimientos de Copán y otros departamentos del país.
Como muchos emprendedores del sector, González reconoce que en 2025 redujo la oferta de Café Garden debido al incremento del precio del café en el mercado internacional. Los productores prefieren vender el grano a exportadores en lugar de abastecer a pequeños negocios locales.
En 2024, los pequeños tostadores accedían a materia prima más barata y obtenían un mayor margen de ganancia. Hasta agosto de ese año, el precio en el mercado internacional no superaba los $2,66 por libra. El 29 de agosto de 2025, la cotización rebasó los $3,84 por libra en la bolsa de Nueva York.
Los altos precios en el mercado internacional afectan tanto a las pequeñas empresas que venden sus marcas en el mercado nacional como a los consumidores que compran en supermercados o pagan por la bebida en cafeterías, donde en algunos casos los precios se asemejan a los de países importadores.
Juan Carlos Pineda, director de la Honduran Coffee Expo celebrada recientemente en San Pedro Sula, coincide en que el incremento de precios en el mercado internacional golpea a los pequeños empresarios que buscan posicionar nuevas marcas. A ello se suman otros factores económicos que impiden ofrecer precios accesibles a los consumidores.
“Algunos productores han dejado de impulsar sus marcas para optar por la exportación, pero los animamos a no abandonarlas porque el precio del café puede bajar”, afirma Pineda, quien considera que el gobierno debería diseñar una estrategia que incentive estos modelos de negocio y el consumo de café de calidad en el país.
Pineda aclara que alcanzar un café de excelencia requiere inversión en mejores procesos, fermentación, control de calidad y catación, lo que incrementa los costos y limita la posibilidad de ofrecer precios bajos al consumidor. A estos factores suma alquileres elevados, salarios y otros gastos.
Con el propósito de fomentar el consumo nacional y abrir una plataforma de negocios para la caficultura, Pineda organiza anualmente desde 2024 la Honduran Coffee Expo en Expocentro, San Pedro Sula, un evento que reúne a productores, tostadores, expertos y empresarios del sector.