Desde el 1 de septiembre, la Unión Europea prohibió el uso del óxido de trimetilbenzoildifenilfosfina (TPO), un fotoiniciador presente en numerosos esmaltes de uñas en gel, tras considerarlo potencialmente tóxico para los humanos.
Estudios en animales han vinculado esta sustancia con efectos adversos en la fertilidad, lo que llevó a los reguladores europeos a tomar medidas precautorias, obligando a salones y fabricantes a retirar productos que lo contengan.
En Estados Unidos, en cambio, el TPO sigue sin regulación. Esto ha generado críticas hacia la falta de acción frente a ingredientes prohibidos en otras regiones.
La decisión europea podría tener repercusiones en la industria estadounidense, especialmente si los fabricantes optan por reformular sus productos globalmente para evitar duplicidad en la producción.
Aunque algunos expertos y actores del sector han cuestionado la base científica de la prohibición, al señalar que no existe evidencia concluyente en humanos, la ausencia de alternativas seguras ha limitado la defensa de la industria en favor del uso continuado del TPO.
Según estudios, el TPO está clasificado como cancerígeno, mutagénico o tóxico para la reproducción. Este ingrediente también se ha asociado con alergias y sensibilización cutánea.
En mayo de 2025, la Comisión Europea adoptó un reglamento delegado, conocido como Omnibus VII, para añadir formalmente muchas sustancias químicas, incluido el TPO, a la lista de sustancias prohibidas en los cosméticos.
La Unión Europea ha prohibido la venta, comercialización y uso de productos que contengan TPO, y los salones de uñas deben desechar las existencias existentes y realizar la transición a alternativas sin TPO.
La prohibición afecta a miles de salones de uñas, técnicos y tiendas de belleza de toda Europa. Las autoridades podrían imponer multas y sanciones por incumplimiento, que pueden llegar hasta los 22.000 € por infracción.
Se están desarrollando alternativas más seguras, como BPO (peróxido de benzoilo) u otros fotoiniciadores con niveles de toxicidad más bajos, y se están comercializando como opciones libres de TPO.
La prohibición es específica de la UE; sin embargo, puede influir en las tendencias y regulaciones de belleza globales, y algunas marcas ya están reformulando productos para que estén libres de TPO.
Algunos expertos también lo han calificado como una medida de precaución. "La Unión Europea lo prohíbe por precaución, ya que, aunque aún no disponemos de estudios a gran escala en humanos que demuestren su efecto perjudicial, los riesgos potenciales eran suficientes para justificar una regulación más estricta", declaró a Wellness Pulse la Dra. Hannah Kopelman, dermatóloga de DermOnDemand para el medio digital NDTV.
La medida ha provocado protestas entre distribuidores y profesionales del rubro, quienes advierten sobre un impacto económico significativo en pequeñas empresas.
El caso evidencia las diferencias regulatorias entre continentes y abre el debate sobre la seguridad de los productos cosméticos y la responsabilidad de los gobiernos en su control.