La WWE vivió uno de los momentos más emotivos de su historia reciente durante el fin de semana, cuando John Cena, el rostro más emblemático de la compañía en las últimas dos décadas, disputó su última lucha en Saturday Night’s Main Event desde el Capital One Arena, en Washington D.C. El evento marcó el cierre oficial de su gira de retiro, iniciada a principios de 2025.
El combate final enfrentó a Cena contra Gunther, quien obtuvo el derecho de ser su último rival tras ganar el torneo Last Time is Now semanas antes. La lucha fue intensa, física y cargada de simbolismo: un choque entre la leyenda consolidada y el estandarte de la nueva generación de la WWE.
Gunther dominó gran parte del encuentro con su característico estilo recio, obligando a Cena a resistir castigos que evocaron sus mejores épocas. A pesar de los intentos del 17 veces campeón mundial por remontar, el luchador austríaco logró someterlo con un sleeper hold, obligándolo a rendirse en un desenlace tan inesperado como contundente.
La derrota por sumisión provocó un fuerte impacto entre los fanáticos, muchos de los cuales no esperaban ver a Cena caer de esa manera en su despedida. Sin embargo, el propio luchador había reiterado durante su gira de retiro que deseaba cerrar su carrera “de la forma más honesta posible”, enfrentando a los mejores exponentes del presente.
Tras el combate, el público se puso de pie para ovacionar al ídolo, mientras Cena permanecía unos segundos en la lona, asimilando el momento. Lentamente se incorporó para recibir un homenaje que reunió a buena parte del vestidor de la WWE, entre ellos CM Punk y Cody Rhodes, quienes colocaron sus campeonatos sobre sus hombros como señal de respeto.
El gesto simbolizó el reconocimiento de toda una generación que creció viéndolo liderar la empresa, desde la era Ruthless Aggression hasta su consolidación como el luchador más influyente de la compañía en el siglo XXI. Cena, visiblemente emocionado, agradeció a cada uno de sus compañeros antes de dirigirse al centro del ring.
Allí, en un acto cargado de simbolismo, dejó su gorra, su camiseta y su brazalete de “Never Give Up” sobre la lona, un ritual que la WWE reserva para los retiros definitivos. El público respondió con un coro unánime de “Thank you, Cena”, que retumbó en la arena durante varios minutos.
La transmisión oficial mostró posteriormente un breve mensaje del luchador, quien afirmó que su retiro no representaba un adiós definitivo a la compañía, sino el cierre de su etapa como competidor activo. Cena reiteró que seguirá vinculado a la WWE en proyectos especiales, aunque su futuro inmediato apunta a su carrera en Hollywood.
El desenlace también generó debate entre analistas y fanáticos. Algunos consideraron que la derrota por sumisión fue un cierre arriesgado para una figura de su dimensión histórica, mientras que otros la interpretaron como un gesto de humildad y una plataforma de impulso para Gunther, uno de los talentos más respetados del roster actual.
Lo cierto es que la despedida de Cena logró lo que pocas historias en la lucha libre moderna consiguen: unir a la comunidad en un momento de nostalgia, gratitud y celebración colectiva. Su retiro marca el fin de una era que definió a la WWE para millones de espectadores alrededor del mundo.
Con 23 años de carrera, 17 campeonatos mundiales y un legado que trasciende el ring, John Cena se retira como uno de los nombres más grandes en la historia del entretenimiento deportivo. Su última lucha no solo cerró un capítulo, sino que abrió la puerta para que nuevas figuras continúen construyendo el futuro de la WWE.
La noche en Washington D.C. quedará registrada como el momento en que la empresa despidió a su héroe más longevo y en el que John Cena, fiel a su lema, demostró que nunca se rinde... ni siquiera al decir adiós.