Detrás del éxito de "El Grinch" (2000), dirigida por Ron Howard, existe una historia profundamente personal que va más allá del humor y la fantasía. La película está marcada por la figura de su madre, Jean Speegle Howard, cuya influencia fue decisiva tanto en el tono del filme como en algunas de sus escenas más memorables.
Ron Howard dedicó oficialmente la cinta a su madre, quien falleció meses antes del estreno. El director ha contado que muchas de las emociones navideñas que atraviesan la historia provienen directamente del espíritu festivo que ella irradiaba en su vida cotidiana.
Durante la filmación en los estudios Universal de Los Ángeles, Jean Speegle Howard permanecía internada en el St. Joseph’s Hospital de Burbank a causa de una enfermedad. La cercanía del hospital permitió que Ron la visitara a diario, acompañado de su padre, Rance Howard, y de su hermano Clint Howard.
“Dediqué la película a mi madre porque ella amaba la Navidad. Mi madre falleció varios meses antes de que se estrenara la película”, recordó el cineasta en una entrevista con "Vulture", subrayando el valor emocional que tuvo el proyecto para su familia.
Una de las escenas más recordadas de la película —la competencia navideña entre Betty Lou Who y Martha May Whovier— surgió directamente de experiencias familiares. Howard explicó que su madre participaba activamente en concursos de decoración en su vecindario de Burbank.
“Mi madre ganaba el concurso del barrio de Burbank, California, a la mejor decoración navideña”, relató. “Solo eran luces, pero eran muy llamativas”. Esa anécdota inspiró el carácter competitivo del personaje interpretado por Molly Shannon.
El director evocó recuerdos de su adolescencia viendo a Jean Speegle colocar luces navideñas bajo la lluvia, vestida con bata y cigarrillo en mano, imágenes que terminaron reflejándose de forma casi literal en la personalidad de Betty Lou Who.
La impronta familiar se extendió también al reparto. Clint Howard apareció como asistente del alcalde, mientras que Rance Howard interpretó al “Elderly Timekeeper”. Su presencia en el set fue tan constante que el equipo decidió ampliar su participación en pantalla.
Ron Howard explicó que su padre acudía todos los días al rodaje y enfrentaba sin quejarse largas jornadas y hasta tres horas diarias de maquillaje. Su actitud positiva terminó convirtiéndolo en un ejemplo para el resto del equipo técnico y artístico.
El proceso creativo de "El Grinch" también contó con el aporte clave de Cheryl Howard, esposa del director. Ella fue quien sugirió centrar la historia en el consumismo excesivo de Whoville y en la mirada crítica de Cindy Lou Who frente a ese fenómeno, un enfoque que terminó de convencer a Ron para aceptar el proyecto.
Jim Carrey y el desafío
El rodaje presentó retos extremos, especialmente para Jim Carrey. La transformación en el Grinch implicaba entre tres y ocho horas diarias de maquillaje, con pelo de yak, prótesis faciales y dientes postizos que afectaban su movilidad y respiración.
Según relató el propio actor, debía respirar por la boca debido a la prótesis nasal, lo que hizo el proceso física y mentalmente agotador. El productor Brian Grazer reveló que tras el primer día de filmación Carrey incluso quiso abandonar la película y devolver su salario de USD 20 millones.
Ante la crisis, la producción recurrió a Richard Marcinko, excomandante de los Navy SEAL, para entrenar al actor en técnicas de resistencia al dolor y al estrés. Carrey adoptó estrategias como golpear objetos o escuchar música animada —especialmente de los Bee Gees— para sobrellevar las largas jornadas.
El maquillador Rick Baker, ganador del Oscar, insistió en una transformación total del personaje, rechazando la idea inicial de solo pintar el rostro de verde. Años después, Carrey confesó que solo volvería a interpretar al Grinch mediante captura de movimiento, dejando claro el enorme sacrificio que implicó dar vida a uno de los personajes navideños más icónicos del cine.