Irak.
Los asesores financieros y gestores de portafolio deben abordar una serie de acontecimientos perturbadores, como una posible alza en los precios del petróleo impulsada por el recrudecimiento del conflicto en Irak y un cambio imprevisto en el liderazgo de la bancada republicana en la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Lo más probable es que la Reserva Federal, que se reúne el martes y el miércoles, decida continuar con la reducción ordenada de las compras mensuales de bonos —usadas para estimular la economía y los mercados financieros — a pesar de que las cifras de la economía no apuntan en una dirección clara.
Estas amenazas han surgido tras un período de calma en el que el índice de referencia de la volatilidad en los mercados bursátiles llegó a su nivel más bajo desde 2007. El índice S&P 500, que agrupa a las mayores empresas de EE.UU., acumula un alza de 4,8% en lo que va del año y ha batido 19 máximos, mientras que el Promedio Industrial Dow Jones parecía encaminado a superar la marca de los 17.000 puntos por primera vez en su historia.
La semana pasada, no obstante, el S&P 500 cedió 0,7% en su peor desempeño en dos meses. Los inversionistas, en tanto, buscaron refugio en los bonos del Tesoro estadounidense, lo que llevó el rendimiento de la deuda a 10 años ligeramente por encima de 2,6%. El oro, otro activo considerado seguro, tuvo su mejor semana desde marzo y cerró la jornada del viernes en US$1.274 la onza.
El giro es desagradable para los inversionistas que se habían conformado con concentrar su atención en los signos de dinamismo económico, las mejoras en las ganancias de las empresas y las sostenidas políticas de crédito fácil implementadas por los bancos centrales del mundo.
La gran pregunta para los operadores es la siguiente: ¿fueron los vaivenes de la semana pasada un hecho aislado o el comienzo de una nueva etapa de turbulencia en los mercados?
“Nada dura para siempre”, observa David Waddell, presidente ejecutivo de Waddell & Associates, un firma de asesoría financiera que gestiona US$850 millones, en alusión al alza y la placidez de los mercados.
Por el momento, pocos inversionistas prevén un retroceso drástico en las acciones y muchos dicen que comprarán una vez que los grandes indicadores registren caídas importantes.
El principal signo de interrogación es Irak. Se trata del séptimo mayor productor de crudo del mundo y, en opinión de los analistas, la pérdida de parte de sus exportaciones incrementaría los precios del petróleo por entre US$5 y US$30 el barril, un alza que podría representar un gran viento en contra para el crecimiento global.
Los inversionistas “están en busca de un obstáculo contra el cual tropezar en la noche y podría ser Irak”, reconoce Erik Davidson, subdirector de inversión de Wells Fargo Private Bank, que administra unos US$170.000 millones en activos.
En sus actuales niveles, los precios del petróleo no son lo suficientemente altos para constituir una amenaza seria para la recuperación económica, dicen los inversionistas. Los actores del mercado petrolero vaticinan sin embargo un alza en los precios.
La economía estadounidense se recupera de un invierno más crudo de lo habitual que disparó los costos de la energía y enfrió el gasto de los consumidores, pero numerosos inversionistas creen que la mejora de la economía no justifica las alzas en los precios bursátiles. Un aumento en la cotización del petróleo podría mermar la confianza de los consumidores.
“Lo último que se necesita cuando buscamos una mejora de las cifras es tener un impuesto a la energía en la forma de precios más altos”, advierte Leo Kelly, quien gestiona alrededor de US$1.000 millones como director ejecutivo de Kelly Wealth Management, que es parte de la firma de valores HighTower.
No es el único obstáculo que se divisa en el camino. La inesperada derrota en una primaria de Eric Cantor, líder de la bancada republicana en la Cámara de Representantes de EE.UU., genera temor de que se repita una crisis como la que se vivió por el límite del endeudamiento de EE.UU., lo que descarriló a los mercados.
“Eso hace preguntarnos si vamos a volver a tener un gobierno disfuncional, con amenazas de parálisis gubernamental y cesación de pagos”, dijo Rex Macey, director de alocación de inversiones de Wilmington Trust, que supervisa una cartera de US$82.000 millones.
Los asesores financieros y gestores de portafolio deben abordar una serie de acontecimientos perturbadores, como una posible alza en los precios del petróleo impulsada por el recrudecimiento del conflicto en Irak y un cambio imprevisto en el liderazgo de la bancada republicana en la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Lo más probable es que la Reserva Federal, que se reúne el martes y el miércoles, decida continuar con la reducción ordenada de las compras mensuales de bonos —usadas para estimular la economía y los mercados financieros — a pesar de que las cifras de la economía no apuntan en una dirección clara.
Estas amenazas han surgido tras un período de calma en el que el índice de referencia de la volatilidad en los mercados bursátiles llegó a su nivel más bajo desde 2007. El índice S&P 500, que agrupa a las mayores empresas de EE.UU., acumula un alza de 4,8% en lo que va del año y ha batido 19 máximos, mientras que el Promedio Industrial Dow Jones parecía encaminado a superar la marca de los 17.000 puntos por primera vez en su historia.
La semana pasada, no obstante, el S&P 500 cedió 0,7% en su peor desempeño en dos meses. Los inversionistas, en tanto, buscaron refugio en los bonos del Tesoro estadounidense, lo que llevó el rendimiento de la deuda a 10 años ligeramente por encima de 2,6%. El oro, otro activo considerado seguro, tuvo su mejor semana desde marzo y cerró la jornada del viernes en US$1.274 la onza.
El giro es desagradable para los inversionistas que se habían conformado con concentrar su atención en los signos de dinamismo económico, las mejoras en las ganancias de las empresas y las sostenidas políticas de crédito fácil implementadas por los bancos centrales del mundo.
La gran pregunta para los operadores es la siguiente: ¿fueron los vaivenes de la semana pasada un hecho aislado o el comienzo de una nueva etapa de turbulencia en los mercados?
“Nada dura para siempre”, observa David Waddell, presidente ejecutivo de Waddell & Associates, un firma de asesoría financiera que gestiona US$850 millones, en alusión al alza y la placidez de los mercados.
Por el momento, pocos inversionistas prevén un retroceso drástico en las acciones y muchos dicen que comprarán una vez que los grandes indicadores registren caídas importantes.
El principal signo de interrogación es Irak. Se trata del séptimo mayor productor de crudo del mundo y, en opinión de los analistas, la pérdida de parte de sus exportaciones incrementaría los precios del petróleo por entre US$5 y US$30 el barril, un alza que podría representar un gran viento en contra para el crecimiento global.
Los inversionistas “están en busca de un obstáculo contra el cual tropezar en la noche y podría ser Irak”, reconoce Erik Davidson, subdirector de inversión de Wells Fargo Private Bank, que administra unos US$170.000 millones en activos.
En sus actuales niveles, los precios del petróleo no son lo suficientemente altos para constituir una amenaza seria para la recuperación económica, dicen los inversionistas. Los actores del mercado petrolero vaticinan sin embargo un alza en los precios.
La economía estadounidense se recupera de un invierno más crudo de lo habitual que disparó los costos de la energía y enfrió el gasto de los consumidores, pero numerosos inversionistas creen que la mejora de la economía no justifica las alzas en los precios bursátiles. Un aumento en la cotización del petróleo podría mermar la confianza de los consumidores.
“Lo último que se necesita cuando buscamos una mejora de las cifras es tener un impuesto a la energía en la forma de precios más altos”, advierte Leo Kelly, quien gestiona alrededor de US$1.000 millones como director ejecutivo de Kelly Wealth Management, que es parte de la firma de valores HighTower.
No es el único obstáculo que se divisa en el camino. La inesperada derrota en una primaria de Eric Cantor, líder de la bancada republicana en la Cámara de Representantes de EE.UU., genera temor de que se repita una crisis como la que se vivió por el límite del endeudamiento de EE.UU., lo que descarriló a los mercados.
“Eso hace preguntarnos si vamos a volver a tener un gobierno disfuncional, con amenazas de parálisis gubernamental y cesación de pagos”, dijo Rex Macey, director de alocación de inversiones de Wilmington Trust, que supervisa una cartera de US$82.000 millones.