“El papa Francisco quería una iglesia sencilla y acogedora”

El obispo emérito de San Pedro Sula habla del papa Francisco y pide a los feligreses que oren por él

  • 21 de abril de 2025 a las 19:06 -
San Pedro Sula

El papa Francisco conoció de San Pedro Sula por las conversaciones sostenidas con el obispo emérito Ángel Garachana Pérez. Pertenecen a órdenes diferentes, su santidad era jesuita y Garachana es un claretiano, pero comparten y viven la frase: “Un pastor debe oler a oveja”.

La muerte del pontífice cala en el obispo Garachaca que se aferra al legado y sus enseñanzas. Hoy, concedió esta entrevista a Diario LA PRENSA.

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¿Qué mensaje le brinda a la feligresía este momento de duelo?

Es un día de dolor, es un Viernes Santo porque es la muerte de alguien muy importante en la Iglesia y muy entrañable para los creyentes católicos, pero también muy significativo para el mundo entero. Es un dolor que nace del amor, y quien no ame al papa de ninguna manera, no sufre ni padece. Cuando el dolor nace del amor va acompañado de la esperanza. Muere un ser querido, nos duele porque le amamos, pero es el mismo amor ese que nos invita a mirar más allá de la muerte, y ahí como que renace, brota la esperanza, es un poco los sentimientos que yo tengo hoy, que también los animo a ustedes a tener.

El obispo Ángel Garachana saluda al papa Francisco en Roma, en un encuentro con obispos de Honduras.

¿Cómo debemos honrar su memoria?

Orando por él. Siempre que terminaba sus mensajes concluía con esas palabras, oren por mí, pero no era una fórmula que decía por decir, lo decía de verdad, de corazón, sintiéndolo, porque él era un hombre orante y él creía en la eficacia de la oración. Si nos hablara desde el cielo nos diría oren por mí. Entonces primero orar por el papa, luego acoger, mantener, vivir y difundir su mensaje. Él nos habló de tantas maneras con sus documentos, sus palabras sencillas, sus gestos, su comportamiento, nos transmitió una enseñanza sobre Dios misericordioso, sobre Jesucristo el buen pastor, sobre la dignidad humana, su dolor para con los pobres.

En sus últimas horas el papa dio la bendición urbi et orbi y recorrió la plaza San Pedro, ¿qué piensa?

Yo tengo la sensación de que en esta Semana Santa el papa presentía su final. Él quería tener gestos. Para mí ha sido el papa de los pequeños gestos, los zapatos negros y usados que llevaba el día de su proclamación, el detalle de ir en camiseta y un poncho con sencillez y un mortal más. Él no buscaba grandezas, sino la sencillez de Jesús. Salir a dar la bendición son detalles del papa sencillo, cordial, cercano, queriendo ser como un reflejo, una imagen viva del propio Jesucristo.

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¿Él inició e hizo muchos cambios en la Iglesia?

Quería una Iglesia sencilla, al estilo de Jesús, humilde y acogedora. El año 2024 revisó con especialistas toda la normativa para el funeral del papa e introdujo cambios significativos. Son detalles de esa sencillez personal que él vivió siempre, y también de esa iglesia sencilla que él quería. Han pasado los tiempos quizás de una iglesia en que se expresaba un estilo más mundano diríamos. Su santidad tenía el espíritu del Evangelio y lo mostró antes de ser papa, siéndolo y en los últimos días de su vida en esta Semana Santa.

El papa Francisco recibió en su despacho a los obispos de Honduras, encabezados por el cardenal Andrés Rodríguez y Ángel Garachana.

A su juicio, ¿cuál es el principal legado que nos deja?

Hay legados hacia dentro de la Iglesia y a mi manera otros con repercusión mundial. Él no quiere una iglesia estancada. No quiere de las que amarra la barca en el puerto para seguridad por miedo, una iglesia que se queda como acomodada. En sus palabras dijo: quiero una iglesia en salida, como lo reflejaba en la frase que comparto con él: “Prefiero una iglesia accidentada porque sale a la calle, a una iglesia enferma por encerramiento”. Esa iglesia en salida donde está el sufrimiento, la alegría, el progreso, la lucha de la gente. Quiso también una iglesia de puertas abiertas que no fuera una aduana de control, sino como una madre con corazón abierto acogiendo a los buenos y a los pecadores, como hizo Jesús. Quería una iglesia misionera que no se contenta con lo que ha logrado, sino va más allá, que esté con los pobres y ser misericordiosa. Y mirando al mundo su sentido de diálogo entre todos, su capacidad de comunión, reconciliación entre todos. Esa famosa carta encíclica sobre la fraternidad y paz social, Fratelli Tuti. Le dolía en el corazón todo lo que atentaba contra esa fraternidad, como la injusticia, inequidad, pobreza y la violencia. Sufrió hasta el extremo por la guerra y ha pedido por la paz.

¿Lo conoció personalmente?

La primera vez en la conferencia general de Aparecida en mayo de 2007, formé parte de la comisión que redactó el documento. Él era el presidente. Luego cuando los obispos de Honduras lo visitamos. Estuvimos como dos horas hablando, informando, platicando y él preguntaba. Luego en Panamá en la Jornada Mundial de la Juventud. Pero el encuentro más personal y más significativo fue una entrevista personal, larga que me concedió a solas en su casa de Santa Marta. Ahí estuve con él como una hora platicando un poco de la Iglesia en general, de Honduras, de mi ministerio y compartimos fraternalmente.

¿Qué recuerda de esa plática?

Recuerdo toda la plática con sencillez y cercanía. Él me escuchaba con atención y hacía preguntas, me dio consejos y orientaciones. He querido y apreciado mucho al papa Francisco, he sintonizado con él y sus mensajes y con su deseo de renovación de la Iglesia por amor. Como a él me duelen los pobres, los migrantes y sintonizo en ese sentido porque él era un hombre arraigado de Dios.


¿Qué hizo cuando supo que el papa murió?

Orar por él. Parece que el papa Francisco no quiso morirse ayer, Domingo de Resurrección, para no ser primera plana porque tenía que ser la resurrección del Señor, pero murió en el amanecer del Lunes de Pascua.

¿Esperemos cambios en la Iglesia con el nombramiento de un nuevo papa?

No lo sabemos. Todo lo que se diga es especulación en estos momentos. Quienes tenemos fe sabemos que la Iglesia es de Dios. Yo tengo esa confianza, la Iglesia no será abandonada, no prevalecerá el mal sobre ella y los creyentes en este momento debemos tener fe. Yo creo que es el momento de renovar nuestra comunión con la Iglesia, de orar por la Iglesia, por los cardenales que van a elegir al Papa para que lo hagan a conciencia y buscando el bien, sabiendo que hay diversas opiniones que son legítimas. Cada papa tiene su personalidad y amará y defenderá a la Iglesia.

¿Qué mensaje da al presbiterio, a los obispos?

Es un poco atrevido dar consejo a los obispos y presbiterio. A lo largo de los 29 años de mi episcopado he ayudado y aconsejado. Quien está con la gente huele a la gente, y el papa decía tenemos que estar en medio de la gente, no al margen. Unas veces adelante guiando, otras veces en medio acompañando y otras atrás empujando. Para los sacerdotes y obispos, el papa es ejemplo de un pastor cercano, misericordioso que quiso a su pueblo y lo animó.

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Liseth García
Liseth García
Periodista

Reportera especializada en Administración Municipal, gestión, planes de desarrollo y proyectos de comunidad. Con 23 años de experiencia periodística en investigación, política, inmigración, Derechos Humanos, entrevistas a personalidades, desarrollo de temas de interés local y nacional. Además de múltiples coberturas nacionales e internacionales. Contadora de historias.

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