Gumercindo Ortega Aguilar suma 42 años como talabartero marroquinero en las calles y mercados del centro de la Capital Industrial y mantiene viva esa labor artesanal que tiene demanda de todos los sectores.
Don Gumercindo, como se le conoce en la Plaza Lempira, comenzó a manipular los cueros a los 10 años junto con su padre Lucas Ortega, quien le enseñó los principios de esta labor porque no había recursos para ponerlo a estudiar.
La mayoría de gente en su pueblo de Yoro solo cursaba hasta sexto grado y comenzaban a trabajar. Fue así que las décadas pasaron y mediante la venta de sus creaciones les dio el estudio a sus hijos y sigue subsistiendo de esto hasta hoy.
“Soy yoreño de nacimiento, pero sampedrano de corazón, amo esta ciudad porque aquí es donde vine a tener éxito”, comentó entre sonrisas.
Gumercindo Ortega:
“El gobierno debería crear talleres para que enseñemos a los jóvenes y se cree empleo”.
En la Plaza Lempira tiene 25 años en un local al que llamó Talabartería Aguilar, pero antes de eso estuvo una cuadra de la Escuela República de Cuba, en el barrio Concepción; pero debido a los múltiples puestos de venta no había parqueo y decidió moverse.
Entre los jóvenes se han vuelto populares las carteras de pecho para varón, quienes las utilizan para llevar sus documentos y engalanarse con las creaciones de puro cuero en dos tonos. Sin embargo, lo más demandado son las fajas, las cuales son “de puro cuero”.
La materia prima es traída de curtidoras de Guatemala y Costa Rica. Ortega explicó que talabarteros son los que se dedican a crear artículos para la ganadería, como monturas y otras industrias, y que marroquinería es la creación de accesorios personales, como carteras, fajas, sombreros y otros. El 19 de marzo se celebra el Día Mundial del Artesano.
