La inseguridad en el transporte público continúa siendo una amenaza latente para los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah) Campus Cortés.
Decenas de jóvenes que utilizan diariamente las unidades para trasladarse hacia sus clases denuncian ser víctimas recurrentes de asaltos e intimidaciones, lo que ha generado un clima de temor y zozobra en la comunidad universitaria.
La problemática también afecta en Tegucigalpa, por lo que el rector, Odir Fernández, a través de sus redes sociales realizó un llamado urgente a la Secretaría de Seguridad, exigiendo protección y acompañamiento policial en las rutas que conducen al centro de estudios.
“Con el fin de salvaguardar la integridad física y el patrimonio de la comunidad universitaria, solicitamos apoyo inmediato al señor Gustavo Sánchez, secretario de Seguridad, para que se garantice la seguridad en los buses del transporte público, ya que nuestros estudiantes han sido asaltados en múltiples ocasiones”, escribió el rector.
Testimonios de desesperación
Las voces de los estudiantes se suman al clamor institucional, Lilian Torres, estudiante universitaria, manifestó su frustración ante la falta de medidas efectivas por parte de las autoridades.
“Aquí en la zona norte también sufrimos, no es justo que pongamos en riesgo nuestras vidas solo por querer estudiar, cada vez que salgo de casa no sé si voy a volver con bien, necesitamos presencia policial real”, expresó con indignación.
Por su parte, Antonio Madrid, estudiante de Ingeniería, relató que, “años atrás vi cómo una compañera fue baleada en un asalto dentro del bus, desde entonces, cada vez que me subo a una unidad, me encomiendo a Dios, no tenemos otro medio para llegar a la universidad, no pedimos privilegios, solo que nos garanticen lo más básico: el derecho a la seguridad”.
Situación crítica en las rutas de transporte
Las rutas más afectadas incluyen la Ruta 7 y otras que conectan con barrios y colonias populares de San Pedro Sula y municipios aledaños como Choloma, La Lima y Villanueva.
Según los testimonios, los asaltos suelen ocurrir en horas tempranas de la mañana y en la tarde, cuando los delincuentes se aprovechan de la vulnerabilidad de los pasajeros, en su mayoría estudiantes, mujeres y adultos mayores.
En algunas ocasiones, los ladrones utilizan armas de fuego y amenazas verbales para despojar a los pasajeros de sus pertenencias. Los celulares, carteras, computadoras portátiles y mochilas son los principales objetivos, además del impacto económico, muchos jóvenes sufren consecuencias emocionales como estrés, ansiedad y temor constante.
Carlos Arriaga, oficial de la Dirección de Seguridad de Transporte Urbano (DSTU), aseguró que se han intensificado los operativos policiales en la zona.
“Hacemos registros a personas sospechosas, patrullajes en motocicletas y vehículos, principalmente en la Ruta 7, ya hemos desarticulado al menos una banda delictiva que operaba en esas unidades”, declaró.
No obstante, estudiantes y defensores de derechos humanos consideran que estas acciones han sido esporádicas y de bajo impacto. “Los operativos son intermitentes, un día están, al siguiente desaparecen. La seguridad debe ser constante para que tenga efecto”, opinó un líder estudiantil que prefirió no revelar su nombre por temor a represalias.
Por su parte, Alejandro Valladares, portavoz de la Policía Nacional en la zona norte, señaló que uno de los principales obstáculos para procesar a los delincuentes es la falta de denuncias por parte de las víctimas.
“Hemos capturado a varios sospechosos, pero si no existen denuncias formales, los jueces se ven obligados a dejarlos en libertad. Necesitamos que la ciudadanía denuncie para poder actuar”, expresó.
Un llamado colectivo
Organizaciones estudiantiles y movimientos sociales han comenzado a organizarse para exigir una respuesta estructural, algunos proponen la creación de rutas seguras para estudiantes, con unidades escoltadas por la Policía en horarios clave, así como la instalación de cámaras de videovigilancia en las principales terminales de buses.
“La seguridad no debe ser un lujo, como estudiantes, tenemos derecho a movernos con libertad y sin miedo, no podemos permitir que el crimen nos obligue a abandonar nuestros sueños académicos”, declaró un representante del movimiento estudiantil.