Paz y democracia

El anhelo ferviente del pueblo hondureño por vivir exentos de violencia, tanto política como delincuencial, con seguridad y tranquilidad

  • Actualizado: 18 de agosto de 2025 a las 23:44 -

El anhelo ferviente del pueblo hondureño por vivir exentos de violencia, tanto política como delincuencial, con seguridad y tranquilidad, sin que su existencia y la de sus familias sea quebrantada por el odio, fanatismo, codicia, venganza, extorsión, chantaje, pudiendo escoger libremente su destino al momento de depositar su voto, se vio plasmada el pasado sábado 16, cuando masivamente y de manera totalmente pacifica, manifestó tal aspiración en caminatas multitudinarias que tuvieron lugar en distintas ciudades de la patria sin que, afortunadamente, fueran afectadas por incidentes.

Empero, no debe olvidarse que ni la paz ni la democracia son términos abstractos; nuestra actual realidad social, económica, ética, conspira en contra de ambos vocablos.

De hecho, los hemos perdido aceleradamente.

Las cada vez mayores desigualdades en ingresos y oportunidades marginan a dos terceras partes de la población de los beneficios del desarrollo humano y el crecimiento económico, condenándolos a la exclusión de generación en generación, atrapados en el marasmo.

Desempleo y sub empleo, las invasiones a predios urbanos y fundos rurales, de propiedad municipal y privada; la inseguridad jurídica; un sistema educativo deficiente, que no responde a los requerimientos y retos de la ciencia y tecnología, con infraestructura deteriorada; centros de salud desabastecidos de medicamentos básicos; escasez de vivienda; carreteras intransitables que obstaculizan el transporte de pasajeros y mercancías a su destino; contracción de la inversión privada nacional y extranjera ante el clima de incertidumbre prevaleciente; elevadas tasas de interés bancario para el otorgamiento de prestamos; corrupción e impunidad; despilfarro de fondos estatales, desviados para promover a políticos afiliados al partido hoy en el poder; legisladores (as) inescrupulosos (as) y manipuladores (as) que representan a poderes facticos y a si mismos antes que a los electores que los favorecieron con su voto; narcotraficantes financiando a políticos, vinculados con carteles mexicanos y sudamericanos; hostigamiento y asesinato de defensores (as) de los derechos humanos y del ambiente.

Este dramático escenario implica que si deseamos cambiarlo, debemos participar activamente en la forja y construcción, día a día, -no esporádica y ocasionalmente-, de alternativas que beneficien a la colectividad bajo un sistema enmarcado en la democracia y la convivencia armoniosa y pacifica.

Te gustó este artículo, compártelo
Últimas Noticias