Noventa y tres nuevos casos de infectados (as) se suman a los y las pacientes enfermos con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, que llegó a Honduras en 1985 y desde entonces ha cobrado un saldo de víctimas, con mayor incidencia en hombres que en mujeres.
Su propagación se ha extendido a la totalidad del territorio nacional, sobre todo en Cortés, Francisco Morazán, Atlántida, Yoro, Colón, Comayagua y Choluteca.
Su impacto trasciende el ámbito sanitario para incluir lo económico por el elevado costo de los fármacos retrovirales, además de su incidencia en la fuerza laboral y la producción.
La prevención y el uso del condón resultan esenciales para evitar que cada vez más personas, solteras o en pareja, se encuentren en situación de riesgo.
A ella se agrega la fidelidad conyugal opuesta a la promiscuidad sexual, lo que implica poseer el sentido de la responsabilidad y recíproco respeto, tanto entre jóvenes como entre adultos.
Campañas educativas permanentes e integrales, basadas, tal como declara Xiomara Bú, coordinadora de Forosida, en evidencia científica, cuidado y autocuidado, realizadas tanto por el sector público como organizaciones de la sociedad civil, iglesias y por los pacientes, ya que sus testimonios son derivados de sus experiencias existenciales. El ofrecido por la compatriota garífuna Benita Ramírez es elocuente, manifestando que la clave en esta lucha radica en visibilizar la enfermedad, educar a la sociedad y fortalecer las redes de apoyo; el acompañamiento, la resiliencia y el empoderamiento “pueden transformar vidas”.
La detección temprana permite iniciar los tratamientos médicos oportunamente que permiten mejora en la calidad y expectativa de vida de los y las portadoras del virus, evitando que ingresen a la etapa más avanzada de la enfermedad: el sida.
Paralelamente, las personas no infectadas deben abstenerse de prejuicios, discriminaciones, marginamientos no solo injustificados también violatorios de los derechos humanos, que dañan la dignidad y la autoestima.
No olvidemos que, a nivel nacional, más de mil diagnósticos positivos se emiten anualmente, con tendencia al alza: en 2024 se registraron 1,084 casos y en lo que va de 2025 para la semana epidemiológica 32 se habían reportado 501 casos, faltando aún cuatro meses para finalizar este año.
La educación en temas de sexualidad es esencial en la lucha contra esta enfermedad y en la protección del principal activo de nuestra sociedad: las y los jóvenes.