Forjando conciencia ambientalista

Debemos, por iniciativa propia, recoger los desechos sólidos, almacenarlos en bolsas y depositarlos en recipientes en nuestras viviendas.

Basta que San Pedro Sula reciba, aun por corto tiempo, lluvias intensas para que distintas calles y avenidas queden inundadas, particularmente en las zonas bajas: Rivera Hernández, Chamelecón sur, Los Cármenes, al igual que colonias consideradas no habitables por parte de las autoridades municipales, entre otras La Frontera, Cristo Viene, La Montañita, Puerto Escondido, Buenos Aires, Venecia, Céleo Gonzales, Sitraina y los Asentamientos Humanos cercanos al aeropuerto Ramón Villeda Morales. En Chamelecón lo mismo sucede con las colonias San José, Sabillón Cruz, Ángel Fajardo, Las Morales, Chotepe, La Bolsa y Fe y Esperanza.

Mientras sus vecinos continúen arrojando basuras en áreas públicas, con ello obstruyendo los receptores de aguas lluvias y negras, la limpieza en cunetas y receptores por parte del Departamento Técnico de Gestión de Riesgos de la Corporación Municipal resultará en vano: al poco tiempo retorna este problema de manera recurrente. También las comunidades ubicadas en El Merendón igualmente corren riesgo al llover y la fuerza del agua, provocando derrumbes y deslizamientos.

Debemos, por iniciativa propia, recoger los desechos sólidos, almacenarlos en bolsas y depositarlos en recipientes en nuestras viviendas, a la espera de que sean recogidos para su procesamiento. De por medio está la higiene y la salud

colectiva, además del ornato, contribuyendo así a preservar la calidad de vida y preservación del medio ambiente.

Esa toma de conciencia ambientalista debe inculcarse en los hogares y los centros educativos, por parte de los padres y madres de familia, de los docentes, desde la temprana edad, para ir forjando y consolidando la protección de nuestro entorno: sus fuentes hídricas, su flora y fauna.

De no ocurrir tal proceso formativo nos sumamos a quienes perciben los espacios públicos como vertederos insalubres, fétidos, inundados, con ello saboteando los esfuerzos edilicios por convivir en un San Pedro Sula limpio, forestado, higiénico. También las industrias locales deben abstenerse de arrojar desechos sólidos y tóxicos a los ríos, poniendo en riesgo la salud colectiva. Su procesamiento forma parte de la responsabilidad social empresarial.

Bien lo afirma el experto en ingeniería hidráulica Osmín Bautista, la ausencia de una planificación urbana permite la instalación de asentamientos humanos en zonas de riesgo, sobre todo, pero no únicamente, en los bordos de los ríos. El crecimiento citadino caótico, carente de ordenamiento y zonificación, ha desembocado en las actuales condiciones atentatorias contra una convivencia en armonía con la madre naturaleza, percibida como una aliada y no como enemiga a ser destruida.

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