Un día como pocos

La maternidad cambia la vida de las mujeres en todos los sentidos, abriendo la puerta a un sinnúmero de sentimientos profundos, como también de responsabilidades insospechadas.

  • 11 de mayo de 2025 a las 00:00 -

Pocas celebraciones mueven tanto a la hondureñidad como el Día de la Madre, sin lugar a duda, por la importancia de la figura materna en la vida de los hijos y porque es un momento valioso para reconocer y agradecer todo lo que hacen por amor.

Más allá de la emotividad que despierta la celebración hay también una realidad de país que debe llevarnos a reflexionar y que puede mostrarnos la cara más dura de la maternidad cuando la cultura machista prevalece.

En Honduras, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 38.2% de los hogares están liderados por mujeres, que además son las más afectadas por el desempleo.

No hay mamás que cumplan el rol de ambos padres, ya que cada uno tiene un papel distinto y complementario. Lo que tenemos son mujeres que aprenden a ser lo suficientemente fuertes para desempeñar su papel de forma tal que la falta de figura paterna sea menos percibida.

La maternidad puede ser hermosa, pero no es fácil en ninguna circunstancia, mucho menos en un escenario adverso en el que las mujeres deben ocuparse en ser el sustento de su hogar, el refugio y la guía de sus hijos, todo al mismo tiempo. ¡Se espera tanto de ellas!

Por otra parte, Honduras figura en los primeros lugares con las tasas más altas de embarazos en adolescentes en América Latina, esto significa que tenemos niñas y adolescentes convirtiéndose en madres, muchas de ellas por abuso y no por decisión propia.

La maternidad cambia la vida de las mujeres en todos los sentidos, abriendo la puerta a un sinnúmero de sentimientos profundos, como también de responsabilidades insospechadas.

¿Cómo no va a tener un impacto tan fuerte la celebración del Día de la Madre si la ocasión encierra un enorme reconocimiento a quienes, a pesar de las dificultades pequeñas o enormes, logran formar a sus hijos?

También es un momento para agradecer a aquellas mujeres que asumen el papel de madres sin serlo realmente, movidas fundamentalmente por el amor.

Las abuelas, tías, vecinas que se convierten en la guía de aquellos hijos heredados, de forma plena o compartida, por las circunstancias o por elección.

Es un instante para perdonar a quienes no fueron lo que se esperaba, buscando comprenderlas no solo desde la perspectiva de madres, sino entendiendo sus miedos y carencias humanas.

El Día de la Madre es una oportunidad de reencuentro y profunda conexión con nuestras raíces. Una forma de reconocer y de agradecer el regalo de la vida, compleja y con altibajos, pero siempre valiosa. Que esa conexión, a través del amor, el reconocimiento y el perdón no se quede en el ayer, sino que nos convierta en mejores personas.

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