No son suficientes

De repente podemos caer en la realidad, al caminar frente al World Trade Center o si nos toca pasar cerca de lo que fuera el Happy Land, y el nudo en la garganta, que no se podrá evitar.

  • 16 de marzo de 2025 a las 00:00 -

Desde que el vuelo aterriza en La Guardia uno “se programa” para viajar en el subterráneo y caminar por considerables espacios de tiempo adonde sea que se dirija.

Aunque no sea la primera vez en la ciudad, esa es la sensación de siempre, de asombro y maravilla.

Al principio es recordar al personaje de Patrick Swayze en la estación del metro persiguiendo a otro fantasma (más experto) para aprender de él, en “Ghost”.

O a Keanu Reeves y la Bullock esposados en aquel tren sin frenos. Caminando entre la multitud que va de abrigo y café en la mano, nos parece que veremos de pronto a Hanks y Meg cruzándose sin encontrarse en “Tienes un e-mail”.

O que cuando pasemos por el Hudson presenciaremos el aterrizaje forzoso del capitán Sully.

De repente podemos caer en la realidad, al caminar frente al World Trade Center o si nos toca pasar cerca de lo que fuera el Happy Land, y el nudo en la garganta, que no se podrá evitar.

El letrero de Lincoln Tunel nos hace viajar mentalmente al pasado, imaginamos entonces estas mismas calles; pero todavía de tierra y lodosas, cuando la gente que iba a caballo se detenía por unos instantes a contemplar la construcción del Brooklyn, sabiendo que eran los inicios del que sería entonces el puente colgante más largo del mundo.

Luego nos preguntamos ¿cómo sería hoy en día la Gran Manzana si los holandeses se hubieran adueñado de ella? Nunca lo sabremos.

Lo que sí queda claro es que ningún tiempo es suficiente para disfrutar todo lo que “la ciudad que nunca duerme” tiene y ofrece.

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