“La Navidad no es un momento ni una estación, sino un estado del corazón”: Calvin Coolidge. Diciembre es un mes lleno de celebraciones, regalos, emociones y comidas, pero en otros casos es un mes en el que algunas personas están solas.
¿Por qué pasa esto? En este tiempo de Navidad, las personas reaccionan según sus experiencias previas; en algunos casos hay familias atravesando duelos y, en otros, alegrías por las visitas de familiares.
Lo que los estudios han demostrado es que en estas fechas aumentan los ingresos en unidades psiquiátricas y el inicio de procesos terapéuticos, tanto en diciembre como en el mes de enero.
Es fundamental afrontar este tiempo con reflexión y procurar estabilidad y tranquilidad.
Es un tiempo para vivir de forma prudente, ayudar, apoyar y animar a aquellos que la están pasando mal; esto es un acto significativo. Si cada uno aporta su granito de arena, tendremos una mejor ciudad y nación.
Muchos intensifican su proceso de vida y lo expresan como un mes de balance emocional. Es un tiempo de claridad y presencia plena, un tiempo de generosidad, fe y regalos hechos con una esencia pura del corazón.
La mayor celebración es poder tener un tiempo para experimentar una nueva oportunidad. Recibe tu mejor regalo hoy: a solas, entra, medita y ora. “Porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”: Lucas 2:11 (RVR60).
¿Qué sería la Navidad sin el regalo de la vida eterna? Por eso, todos podemos dar estos regalos: amor, alegría, esperanza, fe, caridad y perdón. Y sí, los regalos físicos son necesarios; hacen sentir querido y especial.
Es un tiempo para demostrar que podemos dar lo mejor, sabiendo que la vida tiene propósito. Es tiempo de recordar a alguien que amas que su vida importa.