22/04/2024
06:23 AM

La otra epidemia

Francisco Gómez Villela

Bajar de peso, iniciar una rutina de ejercicios y hacer una vida más saludable son las resoluciones más frecuentes del Año Nuevo. Lastimosamente muy pocas personas lograrán salir adelante con este propósito. El impulso inicial se pierde por falta de fuerza de voluntad. La tentación no duerme y tiene muchas manifestaciones, formas y sabores. Comer es la mayor de las adicciones y son pocos los que pueden con ella.

Mucho se ha escrito y se sigue escribiendo sobre los daños que producen al organismo los hábitos alimenticios actuales, abundantes en grasas, azúcares y carbohidratos. El consumismo ha situado frente a los ojos de las personas una diversidad de comidas y postres que hacen muy difícil resistir la tentación de ingerir alimentos que lejos de nutrir, enferman. El negocio de las comidas produce mucha riqueza. Y la oferta para competir es “más comida por menos dinero”.

El diseño original de este cuerpo humano, allá cuando la Divinidad se manifestó en este plano, no incluía esos desmanes. En ese tiempo, el homo sapiens se alimentaba de carnes crudas, vegetales, hierbas y frutas.

Años de evolución en la diversificación de los alimentos no han ido de la mano con la adaptación del cuerpo a esa avalancha de sustancias. La biología del ser humano no ha cambiado. Y en cambio se ha visto sobrepasada en su capacidad de lidiar con tanto tóxico disfrazado de comida.

Las personas se han dejado dominar por el más básico de los deseos como es el hambre. Y si a esto sumamos una vida sedentaria con ausencia casi total de ejercicios que es la forma de vida actual, el resultado que tenemos es un cuerpo cansado, fofo, lleno de grasa, envenenado y muriendo cada día por ahogo en comida.

El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Desde 1975 la obesidad se ha triplicado en todo el mundo. Es la causa principal de diabetes y enfermedad cardiaca. Actualmente hay más personas obesas que con peso inferior al normal, es decir que hay más gordos que flacos.

Es una epidemia que causa muchas muertes anuales desde hace muchos años y que a la población en general no le interesa acabar. Comer es un placer y si es en abundancia, mejor.

Lastimosamente hasta que está viejo y enfermo el humano se da cuenta de los abusos a los que ha sometido a su cuerpo, y se arrepiente.

Lamentablemente el remordimiento no cura.