El 2020 y 2021 serán años recordados para reflexionar por todo lo negativo y positivo que le dejaron a la humanidad, empezando por las pérdidas millonarias de vidas humanas en todos los estratos familiares y de amistades.
Sistemas de salud que colapsaron aún en las grandes potencias del mundo e igual economías de primer nivel que sufrieron las peores consecuencias financieras en un tiempo récord de dos años. La pandemia del coronavirus le dio una lección a la humanidad.
Demostrando que un microscópico virus del covid-19 desafió a los países del primer mundo que más se han interesado por el poderío armamentista para controlar al resto de las naciones. En especial Estados Unidos, Rusia y China, este último donde comenzó este magnicidio de más de 5 millones de fallecidos por el contagio incontrolable de esa pandemia.
Las potencias del mundo se han recuperado por todo tipo de reservas, monetarias y recursos naturales. Pero el resto de países en vías de desarrollo todavía están en estado de “convalecencia”, pues los tercermundistas siempre lo han estado aún sin la pandemia y en cualquier año.
Entre las regiones más afectadas, las del área centroamericana, Honduras es el de la peor crisis por los daños del coronavirus, inundaciones y corrupción gubernamental. Con un promedio de 10, 442 fallecidos y la zona norte, que aporta el 60% al Producto Interno Bruto, fue azotada por las tormentas Eta y Iota.
El pueblo hondureño sale de una crisis integral en 12 años de gobiernos nacionalistas. Hoy, hay un nuevo partido ganador, Libertad y Refundación, liderado por una mujer, Xiomara Castro, pero rodeada por cualquier cantidad de todo tipo de hombres. Como los confabulados de Salvador Nasralla y Luis Redondo que serán los principales opositores en un país llamado Honduras.