He tenido acceso a la biografía de José Antonio Karst, elegido presidente de Chile en una segunda vuelta, en la que derrotó a la comunista Jeanette Jara, que concurrió a las urnas en representación de la coalición gubernamental del presidente Gabriel Boric Font. Es la tercera vez que Kast presenta su nombre a los chilenos.
Por persistente y por haber sintonizado con el electorado, logró alcanzar la titularidad del Ejecutivo.Kast es hijo de dos emigrantes alemanes que después de los horrores de la II Guerra Mundial, emigraron hacia Chile, buscando paz y tranquilidad. El padre de Kast, perteneció al ejército alemán y combatió en la guerra que perdiera Alemania. Kast, nació en Chile el 18 de enero de 1966, estudio derecho en la Pontificia Universidad Católica, es católico practicante; y está casado con la abogada María Pía Adriasola con la que han procreado, como no podría ser menos, 9 hijos.
Es un hombre políticamente ubicado en la derecha de acuerdo a los estándares sudamericanos. Después de graduado, estableció un bufete con un compañero de apellido Pinochet. Es un hombre tranquilo, que habla poco; y escucha mucho. De suave trato, cada vez que ha perdido no se ha lamentado, sino que se ha ido a reflexionar para analizar en qué falló; y que es lo que quiere el electorado. No es hombre de grandes discursos, sino que le gusta hablar con la gente a los ojos; y escuchar sus ideas y propuestas.
Cuando en una de sus campañas los adversarios hicieron público el pasado hitleriano de su padre, dijo que era cierto; y que el pasado no se podía alterar. Que lo importante era lo que podíamos hacer en el presente, donde podemos cambiar las cosas. Las circunstancias del pasado, se dieron y nadie puede cambiarlas. Lo único que se puede hacer es – dijo-- aprender de los errores y evitar su comisión en el presente y en el futuro.
Llama mucho la atención su pensamiento católico, muy relacionado con la Doctrina Social de la Iglesia. Parece un social cristiano e incluso no es accidental que haya sido discípulo y seguidor de Jaime Guzmán, un interesante prospecto de la política chilena, que desafortunadamente muriera prematuramente. A Guzmán, lo escuché una vez, con planteamientos muy interesantes y adecuados a la realidad chilena, de la que no somos expertos.
Es casi seguro que José Antonio Kast hará un buen gobierno. Se ve sereno y claro en los cambios que quiere hacer, las cosas que sabe que tiene que mantener; y conoce las necesidades de su electorado que tendrá que satisfacer. La formación de la Universidad Católica, se nota en su discurso, sus visiones; su vida austera y comprometida con la clase media. Y más llama la atención el hecho que aquí en Honduras, el candidato Liberal Salvador Nasralla, nació en Chile, es hijo de inmigrantes del oriente medio; y estudió en la misma universidad de Kats. Sin embargo, posiblemente por no haber estudiado derecho sino que ingeniería, no se nota en su discurso, en su pensamiento; y en su vida, -- porque incluso no es católico como el presidente Kast -- la presencia de la doctrina católica, el pensamiento liberal y mucho menos el comportamiento familiar que exhibe el chileno. De repente es natural, porque “lo que natura no da, no lo presta Salamanca”, como dicen con mucha gracia los españoles. Al final, una cosa es Chile, verdadera potencia cultural y económica; y otra muy diferente Honduras. Un país atrapado en las debilidades institucionales, la pasión irrefrenable; y el culto a la personalidad en vez del sano respeto a le ley.