Dios los cría...

Antes de entrar en materia, entendamos qué significa ser un duque.

  • 17 de noviembre de 2025 a las 00:00 -

En la historia, en la farándula, en la política, o como en este caso, en la monarquía, siempre nos vamos a encontrar con parejas que parecen encajar perfectamente, y no precisamente en el buen sentido.

El duque y la duquesa de York son un ejemplo viviente. Pero antes de entrar en materia, entendamos qué significa ser un duque. Estas personitas de “sangre azul” lo son ya con el “simple” hecho de haber nacido bajo cualquier título nobiliario, pero un ducado es el más alto de todos los otros (marqués, conde, vizconde y barón).

El ducado de York está vigente desde el siglo XV y es otorgado por tradición a los segundos hijos de los reyes, pero igualmente podría pasar por otras razones.

En el caso de Andrés de Inglaterra, su madre se lo dio como regalo de bodas (en 1986) y, a pesar de que esto ya no representa ni por cerca lo que representaba en tiempos pasados, sigue siendo un honor para quien lo porta, ya que tiene la potestad de representar a la Corona donde esta necesite ser representada, entre otras cosas. Pero aparentemente también se reciben cantidades significativas de dinero anualmente cuando se es un duque o duquesa.

Sin embargo, luego de que se ha visto envuelto en un escándalo tan grande como lo es el de haber participado en las barbaridades cometidas por Jeffrey Epstein, quien además era su amigo, el príncipe se ha visto obligado a renunciar a este privilegio. Pero ahí no se acaba el asunto, porque recientemente ha debido dejar también sus títulos de conde y barón, entregados también por Isabel II (muchos dicen que Andrés era su hijo preferido). Y por si esto fuera poco, su hermano, el ahora rey Carlos III, le ha retirado su apoyo (aunque parece que no del todo) “invitándole” a abandonar el castillo de Windsor. La pobre reina debe estar revolcándose en su tumba.

A Sara Ferguson, esposa de Andrés por diez años, no le ha ido mejor. A pesar de estar separados, ella seguía gozando de los privilegios de ser duquesa, pero si el príncipe ya no tiene esos privilegios, ella tampoco puede, esa es la regla.

Ya de por sí, Sara había perdido la simpatía de la gente en el Reino Unido por haber revelado cosas que Diana de Gales le había confiado. Al poco tiempo de la muerte de su amiga, aceptó ser entrevistada varias veces, y ya sabemos que esas entrevistas no son gratis. Muchas marcas le retiraron patrocinios y se le separó de varias causas benéficas que ella representaba.

Pero aparte de dedicarse a entrevistas y libros en los que el tema principal es la princesa de Gales se encontraron correos electrónicos dirigidos a Epstein en los que Ferguson le reiteraba su apoyo y su cariño.

Esto da a suponer que la hasta hace poco duquesa de York no solo conocía las conductas turbias del duque, sino que era parte de todo aquello. Lo dicho: Dios los cría... y ellos se juntan.

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