“Dios lo hizo. No hay forma de evitarlo. Algunas cosas no las puedes explicar. Demasiado bueno para que yo dude. Nadie más que Dios lo hizo. Me llenaste de amor cuando parecía que todo había terminado.
Eso es exactamente lo que haces”.
Esta letra de la canción God did it (Dios lo hizo) de TobyMac suena bien y no hay duda que para él eso es así. Sin embargo, la pregunta que se nos impone es: ¿creemos que Dios lo hizo?
Está claro que Dios trabaja. “¿Acaso no lo sabes?” —pregunta el profeta—. “El Señor es el Dios eterno... No se cansa ni se fatiga y su inteligencia es insondable” (Isaías 40:28, NVI).
Y el apóstol explica que Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten (Colosenses 1:17), lo que nos confirma que Dios hace, causa y que constantemente está ejecutando algo. Por otro lado, la Biblia también nos habla del beneficio de Dios para con nosotros al revelar que Él es quien hace que salga el sol sobre los buenos y sobre los malos y que Él es quien manda la lluvia para el bien de los que lo obedecen y de los que no lo obedecen (Mateo 5:45). Pero la pregunta nos persiste.
Lo beneficioso siempre será producto de nuestra capacidad, lo que se traduce en ser todo un amuleto contra la mala suerte.
Y lo perjudicial siempre será producto del mal corazón de Dios, que se ha enfurecido conmigo.
Pensar así es equivocado. La Biblia dice que todo lo bueno y excelente viene de arriba, de Dios (Santiago 1:17), lo que no solo debería aplicar para las cosas grandes. Tener salud es algo bueno, no solo la sanidad cuando se está enfermo. Tener comida en la mesa es algo excelente, no solo un aumento oportuno de salario. Llegar a casa es algo inestimable, no solo el auxilio de alguien cuando hay desconcierto o cuando se descompone el vehículo. En conclusión: yo creo que Dios lo hizo, que Dios lo hace.