¿Cuáles son sus montañas gigantescas? Zorobabel fue el que puso la piedra fundacional del segundo templo en Jerusalén que aparece en la Biblia.
En un tiempo de dificultad, Dios le dejó claro que, “no es por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. Nada impedirá el camino de Zorobabel, ni siquiera una montaña gigantesca, ¡pues se convertirá en llanura delante de él!” (Zacarías 4:6-7, NTV).
De acuerdo con el teólogo A. Jackson, el nombre divino “Señor de los Ejércitos Celestiales” (Yahweh Tseva’ot en el idioma original) aparece alrededor de trescientas veces en el Antiguo Testamento.
Es el título celestial de Dios. Él es el “Comandante en Jefe” del universo. ¿Cuáles son, entonces, sus montañas gigantescas, querido lector?
Cuando enfrentamos desafíos, retos inesperados o situaciones complejas, debemos confiar en aquel que controla y reina sobre todas las cosas en lugar de confiar en nuestros propios recursos personales (los cuales, también son provisión de Dios).
Recuerde lo que dijo el Señor y piense como si lo estuviera escuchando decirlo ahorita: “Ni siquiera una montaña gigantesca, ¡pues se convertirá en llanura delante de ti!”.
Al final, Zorobabel no solo puso los cimientos del segundo templo en Jerusalén, sino que llevó a cabo su completa reconstrucción (Zacarías 4:9-10).
Por eso, si sus “montañas gigantescas” lo tienen con deseos de correr, como dice la sabiduría popular, corra hacia Dios, en Él estará a salvo. “Algunos confían en sus carros de guerra, otros confían en sus caballos —escribió David—, pero nosotros solo confiamos en nuestro Dios” (Salmos 20:7), en el Comandante en Jefe del universo. Que esa sea también la expresión que salga de nuestro corazón.