“En tiempos de hipocresía, cualquier sinceridad parece cinismo”: William Somerset Maugham.
Cada día, el cinismo crece como una bola de nieve en una sociedad donde los cínicos huelen las flores y andan buscando el ataúd alrededor. Siempre se ve la desilusión, desconfianza, personas que quieren saber el precio de todo, pero nunca reconocen el valor de nada. La vida llena de pensamientos críticos, pero sin esperanza.
Por naturaleza, el cínico expresa desconfianza a los valores morales y sociales, son cara dura, descarados, suelen mentir y se alimentan de ella.
A la hora de dar argumentos distorsionan los hechos para salir librados y nunca aceptan la falta, aduciendo que la responsabilidad es de otros.
El cínico camina su viaje mental en el vacío. La frase muy reconocida del filósofo francés “Pienso, luego existo” ni siquiera la han escuchado, ya que ponen fecha de vencimiento a la existencia misma. El origen de la filosofía cínica de la antigua Grecia aduce que para ellos vivir conforme a la naturaleza es mucho mejor que vivir según las convenciones modernas.
La forma de defenderse del cínico es haciendo escándalo, crean un movimiento que trata con su comportamiento para hacer ver a los demás que lo que creen como normas inamovibles y racionales no lo son y que ellos son portadores de mejores decisiones.
Los síntomas de los cínicos es que tienen una fuerte tendencia a no creer en la bondad humana y sinceridad, ni sus motivaciones ni acciones, sus acciones son pura ironía, sarcasmo y burla. Quien corrige al cínico recibe insultos; quien reprende al malvado, desprecio. No reprendas al cínico, que te odiará; corrige al sabio y te amará. Dale al sabio y será más sabio; enseña al justo y aprenderá más. El comienzo de la sabiduría es el respeto del Señor”, Proverbios 9:7-10. BLP. Es evidente que todos evidenciamos esta realidad, es el tiempo de forjar valores y decir adiós al “CINISMO”.
