Actitud ambigua

Incluso se dice que el embajador mexicano en Washington no ha representado a su país como se espera que lo haga y su presencia en la capital estadounidense ha sido casi que ignorada.

  • 11 de mayo de 2025 a las 00:00 -

El presidente de los Estados Unidos está proponiendo a su colega de México permitirle entrar con su fuerza militar a su territorio para ayudarle a combatir de una vez y por todas el narcotráfico que está acabando poco a poco con su hermoso país (estas últimas son palabras mías, no del presidente).

Desde que ha comenzado todo el asunto de los aranceles impuestos a diversas naciones con las cuales los norteamericanos tienen tratos, el Gobierno mexicano se ha tambaleado un poco en su posicionamiento al respecto, dando respuestas muy ambiguas a todo lo que necesita responder con claridad.

Incluso se dice que el embajador mexicano en Washington no ha representado a su país como se espera que lo haga y su presencia en la capital estadounidense ha sido casi que ignorada.

No debe ser fácil para la presidenta y sus allegados tomar semejantes decisiones, sobre todo cuando el pueblo ha manifestado su descontento de solo imaginarse a su territorio siendo “invadido” de esa manera.

Según el internacionalista Adolfo Laborde, se habla de violación de la soberanía nacional y una relación impositiva entre los dos mandatarios, con la balanza inclinada hacia el norte. Y es que mientras Canadá ha reaccionado con bastante firmeza ante lo que se le ha exigido, México no ha podido hacer lo mismo hasta ahora.

Laborde asegura que México tiene que responder a través de los canales diplomáticos y lo más pronto posible antes de que la cuestión se salga de control, porque, por ejemplo, se han reportado ya dos buques norteamericanos anclados en dos de los principales puertos del país, y si la Secretaría de Marina y el Ejército discrepan con esas visitas podría desatarse un problema muy serio.

La presidenta Sheinbaum ha sido duramente criticada en las tierras del tío Sam, frases como “ella le tiene miedo a los cárteles” y “no puede caminar ni pensar con claridad” la han dejado muy mal parada frente a sus compatriotas.

“Las fuerzas militares mexicanas tienen todo lo que se necesita para acabar con su más grande problema”, continúa diciendo Laborde, pero no quieren otra guerra como la de 2006.

Entonces, ¿quedarse de brazos cruzados o aceptar la oferta? Una decisión que debe ser lo más clara, rápida y acertada posible.

Te gustó este artículo, compártelo
Últimas Noticias