Cientos de pañuelos bordados con hilo color sangre serán expuestos este sábado en la capital mexicana para despedir simbólicamente al presidenteGuillermo del Toro pone su voz a irónico film mexicano
La ola de violencia que azota a México se ha cobrado la vida de más de 50.000 personas desde diciembre de 2006, cuando Calderón llegó al poder y lanzó un combate frontal al narcotráfico con la participación de miles de militares.
Aunque la iniciativa de bordar surgió como algo íntimo, pronto se expandió y en agosto de 2011 se celebró el primer bordado colectivo. Desde entonces, una vez por semana decenas de personas se reúnen en plazas públicas de varios estados para bordar los pañuelos con los sucesos que aparecen en las noticias.
'En muchos casos las familias no pueden obtener la justicia para las víctimas porque el sistema judicial mexicano no funciona y la única forma en la que ellos pueden tener un reconocimiento de esa pérdida es a través del pañuelo', aseguró Borrás.
'Sabemos que el acto de bordar y la manifestación no va a cambiar las estructuras ni las políticas del Gobierno, pero sí ha facilitado que establezcamos muchos vínculos entre nosotros, entre los ciudadanos, se ha logrado empezar a restablecer el tejido social', contó.
Señaló que entre las personas que se reúnen a bordar hay familiares de víctimas o desaparecidos, pero sobre todo mucha gente que se solidariza con la causa.
'Ya no podemos estar indiferentes, no podemos no hacer nada precisamente porque no sea mi caso' dijo a Efe Elia Olea, otra integrante del movimiento, esta vez en la Ciudad de México.
Fue una de las fundadoras de esta iniciativa que pronto se extendió a otros estados como Jalisco, Morelos, Puebla o Nuevo León.
Gracias a las redes sociales, contó, el movimiento se ha llegado a reproducir incluso en otros países como Chile, Argentina o Perú, que también bordan las historias de México.
'Hay gente mexicana y otros que simplemente le tienen un gran cariño a México y se solidarizan con nuestra causa', añadió Olea.
El objetivo final de los pañuelos es que un día puedan formar parte de un memorial ciudadano en el que la sociedad haga un reconocimiento a todas las víctimas de la violencia.