La cifra de muertos por el terremoto del lunes en el centro de Italia se acercaba a los 300 ayer, en víspera de los funerales solemnes que serán presididos por el número dos del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.
Las réplicas del terremoto provocaron pánico ayer entre los miles de damnificados instalados en campamentos provisionales en la región de L’Aquila, epicentro del sismo del lunes, con 65 sacudidas en la madrugada anterior y una fuerte réplica de magnitud 5.1 en la escala de Richter.
El balance provisional de víctimas halladas hasta ahora es de 287 muertos, entre ellas 20 niños. La tierra siguió temblando cuatro días después del sismo que devastó la región de Abruzos, agravando la tragedia de las cerca de 28 mil personas que quedaron sin hogar.
Volver a escuchar el crujir de las piedras, el temblor de las mesas y el chirriar de los objetos hizo revivir el horror del lunes, cuando los 60 mil habitantes de L’Aquila se vieron obligados a dejar la ciudad tras el derrumbe de casi todo el casco histórico, así como del principal hospital y de la Prefectura.
Las condiciones de vida en los campamentos son difíciles, no hay agua caliente, los apagones son constantes y los baños insuficientes.
Las sacudidas se han sentido inclusive en Roma, a 100 kilómetros de distancia. 'Estoy aquí por deber, con emoción y por gratitud por todo lo que están haciendo', aseguró el presidente italiano Giorgio Napolitano, quien invitó a todo el país a hacer 'un examen de conciencia', al mencionar las polémicas que estallaron por la ausencia de normas antisísmicas.
'Nadie debe cerrar los ojos. Ni el que vende ni el que compra', advirtió tras pedir que se adopten lo más rápido leyes adecuadas. Napolitano recorrió a pie L’Aquila y se recogió en silencio ante los féretros blancos de una decena de niños rodeados por un grupo de jóvenes scouts.
El Presidente visitó también la ciudad emblema de la devastación, Onna, que quedó borrada de la faz tierra y que perdió 40 de sus 400 habitantes, entre ellas una argentina con su bebé de cinco meses.
Las esperanzas de encontrar a alguien más con vida bajo la ciudad devastada disminuyen de hora en hora, aunque las autoridades autorizaron la búsqueda hasta el domingo.
Entre 20 y 30 personas siguen desaparecidas y el número de heridos llega a 1,170, con 179 en estado grave, según los carabineros.
'La gente está traumatizada, los niños (...) sufrieron una emoción fuerte, pero juegan y pueden olvidar todo. Los ancianos son los que más necesitan ayuda', asegura a la AFP Nicola Todisco, un voluntario que trata de dar alivio a los enfermos.
Vestido como un payaso, con un delantal a rayas, Todisco trabaja incansablemente en un campamento con 400 personas para intentar arrancar una sonrisa a los sobrevivientes.
Por la tarde, con ocasión también del Jueves Santo, el sacerdote argentino Andrés ofició una misa para los damnificados en un comedor provisional instalado en un campo de rugby.
'La gente está asustada, pero reacciona. Entiende que es una prueba de fe y no reniega', comentó a la AFP el sacerdote, que ha querido llevar consuelo a las familias de inmigrantes peruanas y ecuatorianas de la zona.
'La situación aquí es impresionante. El miedo y la incertidumbre reinan', contó el colombiano William Franco, párroco de Paganica, otras de las poblaciones más afectadas, cuya iglesia perdió el campanario y un ala, dando un aspecto más sombrío a la Semana Santa.
Misas
Gracias a una dispensa papal, los funerales solemnes serán celebrados en L’Aquila hoy, el día en que se conmemora la pasión de Cristo, por lo que no se celebran misas. La ceremonia, organizada en un cuartel de la Guardia Financiera a seis kilómetros de L’Aquila, será presidida por el cardenal Bertone. Italia decretó ese día el luto nacional. El papa Benedicto XVI bendijo como es tradición los santos óleos, entre ellos los que se emplearán el viernes durante los funerales de las víctimas.
'Quiero enviar a nuestro hermano, monseñor Giuseppe Molinari (arzobispo de L’Aquila) (...), los santos óleos en señal de profunda comunión y cercanía espiritual', declaró el Papa al término de la ceremonia. 'Que acompañen el tiempo del renacimiento, de la reconstrucción, curen a los enfermos y mantengan la esperanza', agregó el pontífice.
El jefe de gobierno italiano Silvio Berlusconi, que todos los días se ha traslado a la zona, anunció un imponente plan de reconstrucción dividido en 100 proyectos a cargo de 102 provincias.
- Según estimaciones del Gobierno, serán necesarios al menos 1,300 millones de euros para la reconstrucción, que durará probablemente varios años.