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Nicolás Maduro: 'Sé que ahora vienen por Venezuela”

  • 12 mayo 2016 /

Caracas, Venezuela.

La presidenta brasileña Dilma Rousseff fue apartada del cargo ayer como parte de un proceso de impeachment, un procedimiento que en las últimas décadas provocó la destitución o la renuncia de varios mandatarios en todo el mundo.

El Senado brasileño tiene ahora seis meses para pronunciar su veredicto sobre la mandataria de izquierda, acusada de manipular las cuentas públicas.

A raíz de esto, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo que después de lo que considera un “golpe de Estado” contra su homóloga brasileña, Dilma Rousseff, ahora “vienen por Venezuela”, tras señalar que se trata de un supuesto plan de los que mueven “los hilos del poder” desde “el norte”, con referencia a Estados Unidos.

“El golpe de Estado en Brasil es una señal grave y muy peligrosa para el futuro de la estabilidad de todo el continente (...), yo tengo plena conciencia de qué se trata este golpe de Estado y no voy a callar, y sé que ahora vienen por Venezuela”, dijo Maduro desde el palacio presidencial de Miraflores.

Señaló que, “quienes mueven los hilos del poder por afuera, desde el norte, tienen muy claro que Brasil”, nación a la que se refirió como la “hermana mayor sudamericana”, es muy importante para el rumbo de América Latina y El Caribe, “es muy importante para el rumbo del mundo”.

Apuntó que este “ golpe de Estado en Brasil” tiene como objetivo “neutralizar” a ese país y dañar al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), así como a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

En este sentido pidió a los jefes de Estado del continente, así como a los líderes de movimientos sociales y políticos de la región, “ levantar una voz de dignidad, a levantar una voz de justicia” en solidaridad con Rousseff y contra el supuesto plan que hay para atacar, también, a su Gobierno “revolucionario”.

Indicó que mañana hará unos anuncios “muy importantes” para “defender la unión de Venezuela, la integridad, la paz, la democracia” de Venezuela.

Foto: La Prensa



De moda

Los impeachment han provocado varios desafueros en varias partes del mundo. Pero por ejemplo en América, en Venezuela, el presidente Carlos Andrés Pérez, acusado de malversación y enriquecimiento ilícito, fue cesado en mayo de 1993, y su destitución confirmada por el Congreso el 31 de agosto siguiente.

En Ecuador, Abdalá Bucaram, acusado de desvío de fondos públicos, fue destituido el 6 de febrero de 1997 por “incapacidad física y mental”, seis meses después de su investidura. En abril de 2005, en medio de una revuelta popular, el presidente Lucio Gutiérrez, acusado de colocar a allegados en la Corte Suprema de Justicia, fue igualmente destituido por el Parlamento.

En Perú, Alberto Fujimori fue destituido el 21 de noviembre del 2000, “por incapacidad moral permanente”, previa partida a Japón, donde permaneció varios años. Extraditado de Chile en 2007, fue condenado a 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad.

En Paraguay, Fernando Lugo fue destituido el 22 de junio de 2012 “por mal desempeño de sus funciones”, en un juicio político por el Senado.

Obligados a dimitir

En Brasil, Fernando Color de Mello, acusado de corrupción pasiva, dimitió el 29 de diciembre de 1992, lo cual no impidió que el Senado votase al día siguiente su destitución.

En Guatemala, Otto Pérez Molina, acusado de dirigir un sistema de corrupción en la administración aduanera, se vio privado de su inmunidad por el Parlamento el 1 de septiembre de 2015. Ante el riesgo de ser destituido, renunció al cargo dos días más tarde y fue puesto en prisión preventiva.

Otros jefes de Estado se vieron sometidos a un proceso de destitución, que no dio resultado. Fue el caso de Boris Yeltsin en Rusia (1999), Luis González Macchi en Paraguay (2003), Roh Moo-Hyun en Corea del Sur (2004) y Hery Rajaonarimampianina en Madagascar (2015).

En Estados Unidos, en dos ocasiones la Cámara de Representantes votó por la acusación (‘impeachment’) del presidente, primero Andrew Johnson (en 1868) y luego Bill Clinton (en 1999). Pero ambos fueron salvados por el Senado.