En pocos lugares de Italia la muerte y la devastación ha golpeado tan duro como en Saletta, un remoto y apacible rincón en el centro de la península que para muchos nunca se recuperará de las heridas sufridas.
En una región con muchos pueblos abandonados, Saletta, con 20 residentes permanentes, el futuro parece haberle cerrado las puertas.
El miércoles, rebosante de turistas por la temporada de vacaciones de verano en Italia, 22 personas murieron bajo los escombros del terremoto.
Familiares de los fallecido durante el terremoto se preparan para enterrarlos.
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Stefania Nobile, una anciana residente de cabellos blancos, figura entre las pocas que sobrevivió.
'Este lugar ha sido arrasado, no queda nada, nada', reconoció.
Una aldea muerta
Marco Beltrame, un joven de 28 años de edad que perdió a sus tíos el miércoles, está de acuerdo.
'La aldea ha muerto', sentenció triste.
Casi todo el pueblo de Saletta quedó reducido a escombros tras el potente terremoto que estremeció a Italia el pasado martes.
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'Nadie va a pensar en Saletta, se concentrarán en Amatrice (la cercana ciudad), porque es más grande. Saletta desaparecerá como otros caseríos pequeños. Se acabó', sostiene Beltrame, que se salvó por casualidad.
'Hasta 250 personas llegan para la temporada de verano, pero afortunadamente muchos ya se habían ido', cuenta la señora Nobile.
'Los residentes permanentes se conocían todos, por supuesto. Había parejas de edad avanzada, todos muy buena gente. Creo que ninguno sobrevivió', lamenta