San Pedro Sula, Honduras
La cinematografía hondureña, que demoró casi 40 años entre producir la primera película (1962) y llevar la segunda a la pantalla grande (2001), ahora tiene la capacidad para generar varios filmes en un año y convocar masivamente a los espectadores.
En la última década (entre 2007 y 2018) los cineastas han producido 30 películas que han llevado unos 877,429 hondureños a las salas.
Quién paga la cuenta, Loca Navidad catracha y Amor y frijoles son las tres producciones que lideran la lista por haber captado la mayor cantidad de espectadores.
En contrapunto, El truco de la vida, Un malo no tan malo, Pichinguitoz y El ángel del valle, pasaron por la pantalla con más pena que gloria: ni los familiares de los actores y actrices llegaron a verlas.
La oferta de películas hondureñas está compuesta por películas buenas, malas y pésimas; sin embargo, las buenas, como suele suceder hasta con las de Hollywood, no necesariamente son las que atraen a más cinéfilos.
Por ejmplo, en medio de grandes expectativas por tratarse de la vida del paladín Francisco Morazán, en septiembre de 2017, Morazán, dirigida por Hispano Durón, irrumpió en las salas, pero solamente la vieron 43,765 personas, menos del 50% de la cantidad que asistió a ver Quién paga la cuenta (107,306).
Morazán, protagonizada por el colombiano Orlando Valenzuela, es en este momento la cinta por la cual los hondureños deben sacar pecho, pues, por lograr engarzar en los requerimientos del séptimo arte, ha ganado premios y reconocimientos internacionales, como Mejor Producción Centroamericana en el Festival Ícaro de Guatemala, y, aunque no resultó nominada, estuvo postulada para la categoría de Mejor Película Extranjera para los Premios Óscar.
Esta película, exhibida en festivales de El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, será presentada por Durón en una universidad de Connecticut, Estados Unidos, a finales de este mes.
“Basado en la tendencia que hemos visto en los últimos años, podemos imaginar que el futuro del cine es seguir creciendo”, dice.
En 2001, Durón rompió el marasmo de la cinematrografía al exhibir Anita la cazadora de insectos, basada en un cuento de Roberto Castillo, casi 40 años después de que Sami Kafati produjera Mi amigo Ángel, el primer filme hondureño.
Ahora, “con Morazán fuimos la primera película propuesta para que Honduras compitiera en los Óscar. Es la primera vez en la historia del cine hondureño. Es un logro que nos llena de orgullo”, expresa Durón, quien escribió el guion con José Dagoberto Martínez, director ejecutivo de la fundación de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán.
| |
Líderes
Durón acabó con el letargo de cuatro décadas, pero Mathew Kodath, quien llegó de la India en 2004, inyectó dinamismo y detonó el entusiasmo entre los cineastas.
Kodath, fundador de la empresa Guacamaya Films, ha hecho reír a varios miles de espectadores contando con humor los problemas cotidianos que viven los hondureños, por ejemplo, con las tarjetas de crédito.
“Para mí, lo primordial es llevar entretenimiento a la masa. Lo disfruto mucho. Disfruto ver las salas de cine llenas con un producto que hace sentir a los hondureños más hondureños”, dice. Considerando los números, Kodath es el cineasta más exitoso, es quien ha logrado llevar a la mayor cantidad de personas a las salas hondureñas. Él exhibió Quién paga la cuenta en 14 ciudades de Estados Unidos. Los triunfos de Kodath han servido de combustible para otros cineastas que por temor al fracaso no se habían lanzado al ruedo.
Por la multiplicación de pequeñas empresas productoras y actores y actrices, el sector cinematrográfico se está organizando y esperando la aprobación en el Congreso Nacional de la Ley de Fomento a la Producción Cinematográfica.
Álvaro Matute, quien se ha convertido en el actor con el mayor número de películas dentro de Honduras, explica que ahora en el país existe la Industria Cinematográfica Hondureña (ICH), una asociación integrada por productores, directores, distribuidores y exhibidores.
“Afortunadamente estamos dando pie hacia una industria formal y el cine debe tratarse como industria. Estamos afiliados directores y productores que hemos realizado producciones cinematográficas”, dice Matute, quien es el vicepresidente de esa organización instituida en 2016.
Para ordenar el andamiaje, los actores y actrices, el año pasado, también conformaron Actores de Cine de Honduras (ACH) que aspira a la profesionalización. Matute abriga las esperanzas de que la primera ley de cine motivará a la empresa privada a financiar los proyectos cinematográficos y a mejorar la calidad de las producciones. “Con la ley fortaleceremos las debilidades que tenemos como industria naciente. La idea es captar fondos para capacitar a los cineastas. Con esta ley, las empresas que apoyen las producciones pueden recibir beneficios fiscales”, dice.
Algunos filmes hondureños
1. ”Mi amigo Ángel” (1962) 2. “El espíritu de mi mamá” (1999) 3. “Anita la cazadora de insectos” (2001) 4. “Almas de la medianoche” (2002) 5. “No hay tierra sin dueño” (2003) 6. “Poseídos” (2007) 7. “Amor y frijoles” (2009) 8. “Second coming” (2009) 9. “Sin nombre” (2009) 10.
“Unos pocos con valor” (2010) 11. “Toque de queda” (2011) 12. “El Xendra” (2012) 13. “¿Quién paga la cuenta?” (2013) 14. “11 cipotes” (2014) 15. “Cuentos y leyendas” (2014) 16. “Una loca Navidad catracha” (2014) 17. “Un loco verano catracho” (2015) 18. “Chinche man” (2015) 19. “De lo que sea” (2015) 20.
“Un loco verano catracho” (2015) 21. “Cásate conmigo” (2015) 22. “Amores de película” (2016) 23. “El paletero” (2016) 24. “Fuerzas de honor” (2016) 25. “La limpia, la chancha y la Santa María” (2017) 26. “Un lugar en el Caribe” (2017) 27. “Morazán” (2017) 28. “¿Y los tamales?” 29. “Bomberos al rescate” (2018).