Los carteles del narcotráfico, que por mucho tiempo utilizaron a Honduras como bodega temporal, ahora destruyen miles de hectáreas de bosque en La Mosquitia para construir carreteras clandestinas, pistas de aterrizaje, desarrollar narcoganaderías y plantaciones de Erythroxylum coca entre la espesura de la selva.
De 2001 a 2021, Gracias a Dios, el departamento que abriga a La Mosquitia, perdió aproximadamente 139,000 hectáreas de cobertura arbórea, según Global Forest Watch (GFW). De toda esta área, 14,000 hectáreas desaparecieron por incendios y 125,000 por otros factores como la narcoactividad.
De acuerdo con esa plataforma en línea que genera datos sobre monitoreo de bosques, Brus Laguna perdió 57.9 mil hectáreas, Puerto Lempira 32.7 mil, Juan Francisco Bulnes 22,000, Wampusirpi 20.7 mil hectáreas, Ramón Villeda Morales 3.7 mil y Ahuas 1.8 mil hectáreas.
Esta depredación, que se acentuó en la última década y media, continúa en 2023: solo en los últimos días, entre el 14 y 21 de mayo, GFW registró 116,754 alertas de deforestación.
La Mosquitia está en el corazón del Corredor Biológico Mesoamericano y en ella se encuentra parte de la Reserva del Hombre y la Biosfera del Río Plátano declarada en 1982 patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Causas
Al celebrar este 22 de mayo el Día Internacional de la Diversidad Biológica, Jorge Salaverri, viceministro de Recursos Naturales y Ambiente, advirtió en una entrevista con Diario LA PRENSA, que “el tren de la destrucción no ha parado, va con la misma velocidad, porque las estructuras criminales que han controlado el territorio desde hace más de una década están vivísimas, son personas que se han infiltrado en las organizaciones indígenas”.
“Durante la pandemia se dio la mayor tasa de deforestación histórica en la reserva de la Biosfera de Río Plátano, entre marzo y abril de 2020. Este sitio, que es patrimonio mundial, está en la lista roja desde hace más de diez años. Se ha dejado deforestar por Paulaya, zona sur de Olancho, y por la zona del flanco del río Patuca, inclusive, y hay alertas de deforestación a pocos kilómetros del sitio que se conoce como Ciudad Blanca, que es Ciudad Jaguar; en los ríos que son afluentes Brus Laguna. La Laguna Ibans y sus afluentes están siendo deforestados”, detalló.
Salaverri aseveró que “en La Mosquitia son públicas 216 narcopistas, ahora utilizadas por el Ejército” y dijo que “sorprende que nunca capturaron a un constructor de pistas, aunque allá en el territorio saben quién las construye”.
Los narcos, según él, “han traído variedades de la planta de la coca adaptándolas a las condiciones climáticas, de suelo y altura” como parte de un proyecto ilegal” que podría tener un horizonte de 15 a 20 años.
“Tienen las sepas, las semillas, que las están reproduciendo en Patuca. En la reserva del río Plátano se han detectado tres. Hay información de otros sitios que no los puedo hacer público, no es nada oficial todavía”.
El viceministro explicó que los narcos destruyen la selva porque “hacen un raleo (de árboles) para dejar como un sistema agroforestal, con sombra natural, y abajo en el sotobosque cultivan la Erythroxylum coca”. Los narcos a la vez construyen carreteras dentro de las reservas e instalan narcoganaderías “porque el dinero sucio no lo pueden esconder”.
En La Mosquitia se encuentra el sistema lagunar de Caratasca, viven unas 76 especies de peces pertenecientes a 31 familias.
Los miembros de los carteles no solo destruyen el bosque también “humillan y obligan a los indígenas de Gracias a Dios a vender las tierras” lo cual explica, según el funcionario, el aumento de la migración de misquitos a otras partes de Honduras y a EE UU.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que desarrolla proyectos en la zona, cerca del 90% de las tierras están tituladas y los beneficiarios son 12 Concejos Territoriales Indígenas. Sin embargo, personas foráneas, incluidas algunos colombianos, han llegado y ahora dicen ser propietarios, de acuerdo con la “información de campo” obtenida por Salaverri.
La destrucción en La Mosquitia no solo impacta directamente en la vida de los misquitos, sino en la industria pesquera de Islas de la Bahía que dependen de los bancos ubicados frente a las costas de Gracias a Dios.
“Están deforestando las cuencas de los ríos que desembocan en la laguna de Brus. Todos estos son criaderos de camarones y peces para la industria. Están usando glifosatos, herbicidas hormonales que contaminan las fuentes de agua”, dijo Salaverri.
El glifosato, de acuerdo con Greenpeace, es un herbicida peligroso para la salud humana y causa “destrucción de la flora silvestre, que sirve de refugio y alimento para muchas especies de insectos benéficos”.
Sin abordar el tema del narcotráfico, Jadder Lewis, experto del Programa de Biodiversidad Enlazando el Paisaje Centroamericano de UICN, le dijo a LA PRENSA que “la ganadería desarrollada por personas que emigran de otras zonas está ejerciendo presión sobre las comunidades y sobre los grandes ecosistemas que son parte de reservas naturales muy importantes para Honduras, Centroamérica y el mundo”.
“La Mosquitia está bajo presión por el mismo crecimiento de la población que es una dinámica natural. Ahora hay más demanda de tierras para agricultura, hay presión sobre la pesca para la sobrevivencia”, dijo.