Su muerte fue confirmada el 30 de octubre en Tegucigalpa por uno de sus abogados, Marlon Duarte, quien dijo a periodistas que falleció “en las peores condiciones que se puede tratar a un ser humano”.
Marlon Duarte subrayó que se está solicitando al Gobierno de Honduras la repatriación de su cadáver porque él siempre dijo que quería morir en su país.