Más de un millón de hondureños salieron de la fase grave de inseguridad alimentaria en los últimos cuatro años, informaron autoridades de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG).
Durante el análisis de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC) correspondiente al período 2022-2025, la SAG y organismos internacionales confirmaron este jueves que Honduras pasó de 2.6 millones de personas con dificultades para acceder a los alimentos a 1.6 millones en 2025.
El informe detalla que 1,017,192 hondureños salieron de las fases 3 y 4 de la clasificación, que corresponden a crisis y emergencia, respectivamente.
En agosto de 2022, el país registraba 2,291,044 personas en fase de crisis; para 2025, la cifra se redujo a 1,564,574, es decir, 726,470 personas pasaron a una fase acentuada (fase 2).
En la fase 4, que representa emergencia, 353,195 hondureños se encontraban en esa condición en 2022; sin embargo, actualmente la cifra bajó a 62,473, reflejando una disminución de 290,722 personas.
En términos porcentuales, el país pasó de tener 28% de la población en condiciones graves de inseguridad alimentaria a 16%, lo que representa una mejora de 12 puntos porcentuales.
El documento atribuye la mejora principalmente a pronósticos climáticos favorables, que prevén condiciones neutrales y una baja probabilidad de fenómenos extremos como inundaciones intensas o sequías.
No obstante, el informe recomienda fortalecer los sistemas de información y alerta temprana sobre seguridad alimentaria y nutricional, así como brindar apoyo a los departamentos afectados por fenómenos naturales, contribuyendo a su recuperación mediante soluciones a corto y mediano plazo.
Expertos que analizaron las cifras señalaron que, para seguir reduciendo la inseguridad alimentaria, el próximo gobierno debe priorizar políticas de seguridad alimentaria vinculadas al desarrollo económico y la reducción de la pobreza.
Durante una conferencia de prensa, Laura Suazo, titular de la SAG, manifestó que la reducción se debe a los programas implementados en beneficio de los pequeños productores, especialmente en las zonas más vulnerables.
“Este avance es producto de políticas públicas enfocadas en fortalecer la producción nacional, mejorar la respuesta ante emergencias y garantizar el acceso a alimentos para las familias más vulnerables”, dijo Suazo.
Las autoridades destacaron como uno de los pilares de este progreso el programa de alimentación escolar, que cada año beneficia a cerca de 1.2 millones de hondureños.
Paulo Olivera, director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Honduras, reconoció los esfuerzos del país y el papel de la cooperación internacional.
“El progreso logrado demuestra que invertir en alimentación, educación y producción local no solo combate el hambre, sino que impulsa el desarrollo sostenible”, afirmó Olivera.
Actualmente, las autoridades hondureñas trabajan en la planta nacional de semillas, que permitirá a los productores generar y almacenar semilla para sus cultivos. La obra se encuentra en fase de construcción con una inversión de 300 millones de lempiras y forma parte del proyecto de reserva de alimentos.
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