San Pedro Sula, Honduras.
Después de un día de haber sido saqueados por hordas de delincuentes, grandes tiendas, restaurantes, gasolineras y otros negocios (pequeños y grandes) de esta ciudad eran ayer escenarios de ruina, desolación y desesperanza.
El viernes, durante más de diez horas, en medio de la crisis política desatada por las discordias electorales entre el Partido Nacional y la Alianza, decenas de grupos de delincuentes, muchos de ellos armados, derribaron puertas, quebraron ventanas, hurtaron y causaron destrucción en unos 50 negocios de esta ciudad que ayer recobró un cierto grado de calma.
Ayer, al concluir el toque de queda (6 de la mañana), empleados de una de las tiendas de Elektra, la ubicada en la 7 calle, procuraban retirar los escombros y reparar el sistema eléctrico interno para evitar nuevos problemas.
“Aquí dejaron barrido. Se llevaron todo, hasta lo que había dentro del banco”, dijo un empleado que ayer trabajaba en el interior de la tienda.
De este negocio, los delincuentes hurtaron televisores, refrigeradoras, lavadoras, muebles y también el dinero que había dentro de la agencia interna de Banco Azteca.
Autos destruidos dejan discordias electorales.
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“Esto nunca se había visto en el país. Estos son delincuentes y deben meterlos presos porque afectan a las empresas y a lo trabajadores. Yo trabajo en Choloma y no pude viajar ahora porque no hay transporte”, dijo un hombre que se indentificó con el nombre de Juan.
Aunque el gobierno impuso un toque de queda (desde las 23:00 horas del viernes hasta las 6:00 de ayer) y dispersó varios contingentes militares y policiales, las manadas de saqueadores continuaban acechando en la mañana de ayer las tiendas que el viernes no terminaron de destruir.
Despúes de las 12 del mediodía, un grupo de sujetos, que viven en el barrio Cabañas y Las Palmas, volvieron a ingresar al supermercado La Depensa (propiedad de Walmart de México y Centroamérica) para sacar muebles y artículos que no lograron hurtar el día anterior.
Para frenar mayores destrozos, elementos de la Policía Militar llegaron a La Despensa, situada cerca del desaparecido presidio, y lanzaron gas lacrimogeno dentro del establecimiento.
Luego de varios minutos, los saqueadores, con los ojos enrojeccidos y al borde del desmayo, tuvieron que salir y entregarse a las autoridades.
Los artículos, alimentos y otros productos robados en esa tienda tuvieron como destino casas cercanas que las autoridades policialesn han intervenido para decomisar parte de los objetos.
En el peaje del sur, que se encuentra totalmente destruido, policías municipales y elementos del Ejército paraban e inspeccionaban vehículos para decomisar la mercadería hurtada.
“Aquí hemos agarrado a más de 20 personas con cosas robadas, hasta motos han querido sacar por aquí”, dijo una policía municipal.
Una mujer, que ayer se encontraba en la siete calle, aseguró que un vecino le regaló cinco latas de leche que extrajó de los anaqueles de La Despensa de Las Palmas.
Mientras los militares trataban de contener nuevos saqueos en otros puntos de la ciudad, un ejército de unas 200 personas con las caras pintadas de hollín, se apropiaban de los escombros metálicos que quedaron en el interior de Diunsa Outlet después de ser consumido por un incendio provocado la noche del viernes.
“Solo vine a buscar un poquito de cobre. Nosotros somos pobres, no tengo trabajo y hijos que mantener. Yo vivo aquí cerca en el bordo”, dijo Balen Núñez, quien hasta las capsula de aluminio de las granadas lacrimógenas explotadas recoge para venderlas.
Estos individos, que dicen vivir en la miseria, sin el permiso de los propietarios, ingresaron a las ruinas del Diunsa Outlet a sacar material metálico que luego lo cargaron en vehículos.
Los saqueadores, que decían ser segudores de Salvador Nasralla, destruyeron también 3 tiendas conveniencia en tres gasalineras (Texaco Vista Hermosa, Puma Búfalo y América) situadas en el tramo de carretera entre San Pedro Sula y Villanueva.
“De aquí se llevaron todo. Estamos preocupados porque podemos perder el trabajo”, dijo una empleada de una pastelería de Texaco Vista Hermosa.
Algunas personas que viven cerca de estas gasolineras relataron que hombres con pasamontañas y armados con fusiles AR-15, escopetas y pistolas calibre .40 encabezaron las hordas que saquearon estos negocios.
Periodistas de LA PRENSA observaron más de diez impactos de bala en una de las ventanillas de vidrio blindado en la gasolinera América.