Daniel tiene 35 años y lleva nueve meses buscando trabajo. Ha entregado más de tres docenas de hojas de vida al aplicar en plazas vacantes. “Parece que graduarme en la universidad no me sirvió mucho. Busco y no sale nada. Me preguntan la edad y como hablo poco inglés se me complica”, expresa.
Para los universitarios recién graduados insertarse en el mercado laboral parece una “misión imposible”. Por ello, desesperados por una fuente de ingreso, aceptan puestos inferiores a su perfil académico.
Lo anterior concluye en lo que los estudios y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) consideran un “empleo mal remunerado o de baja calidad”.
En San Pedro Sula, al menos el 40% de los profesionales que llegan a las oficinas de la Secretaría de Trabajo logran plazas de un rango inferior como atención al cliente, asistente de recursos humanos, asistentes de ventas, secretarias, entre otros, indica María de los Ángeles Pozo, gestora de empleo.
“Las empresas cada día exigen más. Incluso colocar a los profesionales es difícil. La semana pasada vino una licenciada en Psicología pidiéndome que la colocara en una vacante de atención al cliente. Estaba desesperada por no encontrar trabajo y necesitaba dinero”, cuenta.
Este es solo un ejemplo de miles de personas que luchan por un espacio laboral que al menos permita llevar el alimento diario a sus familias.
“Luchamos por ubicarlos en puestos que correspondan a su nivel académico, pero no siempre se puede”, afirma Pozo.
Las dificultades
La gestora señala que los profesionales más difíciles de colocar son los médicos, ingenieros industriales y los de Derecho.
Los requisitos que solicitan ahora las empresas son más restrictivos. “En el caso de los universitarios exigen maestría y dominio del inglés”, indica Pozo, al tiempo que lamenta que pidan hasta diez postulantes para una vacante, cuando antes solo se enviaban tres, lo que a su criterio reduce las probabilidades.
Otra preocupación son los bajos sueldos que ofrecen a los profesionales universitarios. Algunos apenas llegan al salario mínimo, que no supera ni los 8,000 lempiras. Para quienes no saben leer, escribir o no han culminado secundaria, las oportunidades son “casi inexistentes”, refiere Pozo.
Actualizar y emprender
Erick Andrade Sevilla, gerente de País en Honduras y Nicaragua de ManpowerGroup, estima que hay una brecha de escasez de talentos que tiene dimensión internacional. “Las empresas piden gente más preparada, que tengan diferentes competencias y habilidades. Eso provoca un desempleo alarmante”, advierte.
Andrade recomienda a las personas estar a la vanguardia con los cambios globales para seguir siendo competitivo en el mercado.
Pedro Barquero, director ejecutivo de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés (CCIC), hace un llamado a los jóvenes para que emprendan sus propios negocios y no sean parte de las cifras de desempleo o de los trabajos “mal remunerados”.
“El mercado laboral no permite suficientes espacios para absorber a los jóvenes que se gradúan en colegios y universidades”, reconoce.