Ana Paola Hall, una de los tres miembros del Consejo Nacional Electoral (CNE), presentó este viernes su renuncia ante el Parlamento, luego de que el pasado día 16 puso "a disposición" su cargo.
"Hoy presento mi renuncia al cargo de consejera propietaria del Consejo Nacional Electoral condicionada a que, en el mismo acto de aceptación de la misma, sea electo el sustituto o sustituta liberal que sea propuesto en mi lugar", subraya la carta de renuncia presentada por Hall, representante ante el CNE por el Partido Liberal de Honduras, segunda fuerza de oposición.
Entre otras cosas, Hall señaló que ha sido víctima de "ataques sin precedentes", lo mismo que su familia, y que ante esa situación "no me dejan otro camino que facilitar su deseo, que es además exigencia de la autoridad partidaria y de la jefatura de bancada (del Partido Liberal), interponiendo formalmente mi renuncia, no sin antes agradecer las muestras de solidaridad que he recibido de centenares de amigos correligionarios".
Indicó además que si bien las decisiones esenciales del proceso electoral requieren diálogo y consulta, "nunca he concordado en que el consejero pierda su papel de árbitro electoral para convertirse en parte interesada".
"Mis consideraciones sobre la integración de sesiones del pleno (del CNE) no son la causa de la crisis actual. Lo que origina la crisis es la negativa a integrar sesiones debido a la falta de unanimidad en el TREP (Transmisión de Resultados Electorales Preliminares) por parte del Consejo Nacional Electoral", enfatizó la consejera.
Además de Hall, el CNE lo integran la actual presidenta, Cossette López, del Partido Nacional, primera fuerza de oposición, y Marlon Ochoa, del Partido Libertad y Refundación (Libre), cuyo coordinador general es el expresidente Manuel Zelaya, quien además es esposo y asesor de la presidenta hondureña, Xiomara Castro. Debido a las marcadas diferencias entre los tres magistrados, el pleno del CNE no ha podido reunirse desde hace dos semanas, principalmente por la decisión de Ochoa de no asistir a las reuniones convocadas por López.
La crisis en el CNE, que es seguida de cerca por la comunidad internacional representada en el país, ha alterado el cronograma electoral.
Según diputados del Parlamento, la renuncia de Hall deberá ser aprobada por una mayoría calificada de 86 votos, de los 128 que integran el Parlamento, donde no contaría con el respaldo de Libre. Igual cantidad de votos se necesitarían para la elección, cuando lo decida el Parlamento, del sucesor de Hall, quien mientras no sea aceptada su renuncia, sigue siendo consejera ante el CNE.
Carta íntegra de Ana Paola Hall
Durante el tiempo que he ejercido el cargo de consejera propietaria del Consejo Nacional Electoral (CNE), he puesto el mayor compromiso y dedicación para cumplir las funciones que corresponden.
Los retos que implica el cargo, van mucho más allá de la letra de la ley e incluyen, entre otros: la permanente defensa de la autonomía e independencia constitucional, la búsqueda de decisiones unánimes y la exposición a ataques mediáticos y en redes sociales.
Muchos consideran que la afinidad política de un consejero debe anteponerse al bien superior que son las elecciones y, que pueden girarse instrucciones partidarias sobre posturas a adoptar o con quién votar. Si bien las decisiones esenciales del proceso requieren diálogo y consulta, nunca he concordado en que el consejero pierda su papel de árbitro electoral, para convertirse en parte interesada.
Mis consideraciones sobre la integración de sesiones de pleno, no son la causa dela crisis actual. Lo que origina la crisis es la negativa a integrar sesiones debido a la falta de unanimidad en el TREP. Y es ante esta situación cuando el Partido Nacional públicamente establece que puede integrarse el pleno con dos consejeras.
Haber sostenido públicamente que esa salida es ilegal, que en realidad no soluciona el problema que, incluso, podría agravarse hasta poner en mayor riesgo el proceso electoral. Y manifestar que no estoy dispuesta a trascender el limite de la legalidad, poniendo a disposición mi cargo (para que, de así considerarlo iniciaran el procedimiento de identificar un sustituto o sustituta dispuesto a seguir tal lineamiento) ha traído terribles acusaciones de traición. ¿Dónde está la traición? ¿Cuál es la falta cometida? ¿Decir la verdad?
Jamás fue vetado tener criterio propio y abstenerse de realizar actos ilegales cuyas consecuencias se tendrían que asumir personalmente por nuestra parte y por los funcionarios que participen; eso sin mencionar el impacto que ocasionaría al proceso electoral. No estoy en obligación de obedecer y menos aún si lo exigido carece de fundamento jurídico. Si hice pública mi postura, fue para detener las presiones y llamar a la reflexión.
Como respuesta recibimos la embestida despiadada de quienes exigían sometimiento absoluto de la representante liberal al discurso nacionalista e insólitamente, entre otros, de exigua militancia en el Partido, de persona sin constantes en su afinidad política, que hoy resultan ser autoridad partidaria, cuestionando agresiva e irrespetuosamente a una liberal integra de toda la vida. La apología del odio iniciada ocasionó la puesta en riesgo de la integridad de mi hija. Los hechos públicos no pueden negarse o ignorarse y así quedarán en la historia.
Como funcionaria, tengo la capacidad y fortaleza de continuar en el desempeño del cargo. Pero también soy madre y después de haberse puesto en evidencia la violencia de la que son capaces, me resulta imposible continuar arriesgando a mi familia frente a la turba que nos ha atropellado e irrespetado el marco de autonomía e independencia, se traspasaron todos los límites de respeto y confianza, han realizado ataques sin precedentes a su servidora y a mi familia. No me dejan otro camino que facilitar su deseo que es, además, exigencia de la autoridad partidaria y de la Jefatura de bancada, interponiendo formalmente mi renuncia, no sin antes agradecer las muestras de solidaridad que he recibido de centenares de amigos, correligionarios, funcionarios de órganos electorales de distintos países y muchas mujeres y madres; asimismo, de funcionarios del CNE, a quienes desde hoy solicito apoyar a quien me sustituya en el cargo.
Reafirmando que ha sido mi único interés cumplir la promesa de Ley “ser fiel a la República, cumplir y hacer cumplir la Constitución y tas leyes", hoy: Presento mi renuncia al cargo de Consejera Propietaria del Consejo Nacional Electoral, CONDICIONADA a que, en el mismo acto de aceptación de la misma, sea electo el sustituto o sustituta liberal que sea propuesto en mi lugar.