Este fin de semana, Lindsay Lohan ha anunciado por sorpresa su compromiso con Bader Shammas, un auténtico desconocido incluso para sus fans más leales, que en muchos casos ni siquiera sabían que el corazón de la actriz estaba ocupado.
Aunque su relación sentimental comenzó hace dos años, ella había conseguido mantenerla prácticamente en secreto gracias en gran parte a que pasa la mayor parte del año en Dubái.
La antigua niña rebelde de Disney se mudó allí en 2017 en busca de tranquilidad y vive alejada de los paparazzi que la atormentaron durante su juventud.
A diferencia de muchas de sus antiguas parejas, su futuro esposo -que tiene 34 años, uno menos que ella- trabaja en el mundo de las finanzas y salta a la vista que no tiene ningún interés por compartir la fama de Lindsay
De hecho, su cuenta de Instagram es privada y no aparece nunca en la de su novia: la única vez que ella compartió una foto de los dos juntos, posando en un concierto con su hermana, acabó borrándola apenas unas horas más tarde.
Por el momento Lindsay no ha adelantado ningún detalle sobre su futura boda, aunque en vista de la discreción que define a día de hoy su vida privada, todo apunta a que ella no organizará un evento por todo lo alto como ha hecho su antigua amiga Paris Hilton para celebrar su paso por el altar.
