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San Pedro Sula, Honduras
A pesar de estar a miles de kilómetros de sus lugares de origen, para tres emprendedores la gastronomía es una manera de compartir las tradiciones hondureñas en cada platillo.
ó scar Hernández tenía 22 años, un divorcio a cuestas y la intención de cambiar su vida cuando se fue a Europa.
Antes de su partida era propietario de una panadería en la colonia Kennedy, de Tegucigalpa, y apenas había cursado el sexto grado de primaria.
Al llegar a España se desempeñó en trabajos afines a su oficio, hasta que logró abrir su propio local de repostería, adonde vende hasta semitas.
“Decidí montar mi negocio acá (Barcelona). Con la ayuda de mis hermanos he logrado todo lo que he querido. Estoy agradecido con todos los que me han apoyado”, refiere ó scar que ahora tiene 33 años.
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" Óscar Hernández trabaja en la decoración de un pastel.
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En exploración
El capitalino Juan Luna ha decidido irse a vivir de forma permanente a Medellín con su esposa, la colombiana Martha Sánchez.
Como parte de este nuevo cambio, el matrimonio está en la fase exploratoria para identificar la aceptación de la comida hondureña, no en un local comercial, sino en una vivienda, con venta solo los fines de semana.
“Los hondureños debemos tener grandes sueños y esto debe incluir nuestro propio negocio, para difundir la identidad cultural a través de la gastronomía”, menciona Luna.
Influencias. Gabriel Chávez Salgado lleva cuatro años viviendo en Buenos Aires, Argentina; pero pese a su formación como chef profesional en la Escuela de Gastronomía Hernando Moreno, de San Pedro Sula, jamás hubiera pensado que iba a emprender un negocio de comidas típicas en Sudamérica. “Con mi socio Alejandro Osuna decidimos montar hace mes y medio el restaurant Kombinaciones”, cuenta sobre este local ubicado en Palermo, un barrio conocido como la zona gastronómica de esta ciudad.
El negocio se caracteriza por su cocina urbana con influencias de varios países de Latinoamérica, incluyendo Honduras y El Salvador.
“La idea es compartir un poco los platillos que hay y crear platos de la calle que nos recuerdan un poco a la casa. Hemos tenido buena aceptación por ser algo nuevo”, agrega.
Poco a poco, el local ha despertado la curiosidad de los argentinos por otras culturas.