06/12/2025
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Sommières, la aldea sobre el puente

  • 05 octubre 2016 /

Sus primeros habitantes usaron la estructura del puente romano para apuntalar sus casas

Sommières, Francia.

“Sommières existe gracias a ese puente”, dice JeanPierre Comert, uno de los 4 mil 500 habitantes de esta joya medieval. Las aguas del río Vidourle discurren entre los arcos del puente, en su procesión hacia el Mar Mediterráneo.

Jean-Pierre, apasionado de la historia, explica que el emperador Tiberio mandó construirlo hace casi dos mil años, como parte de la calzada romana que conectaba Toulouse con Nimes. “Fue un puente grande para la época. Tiene 17 arcos y casi 190 metros de largo”, detalla Jean-Pierre.

Basta alzar la mirada para encontrar la Torre Bermond, de 22 metros de altura, único vestigio del castillo que se construyó sobre esta colina durante los siglos 10 y 11. El origen de Sommières también se remonta a esos años, cuando surgió como ciudad amurallada a los pies del castillo.

Sus primeros habitantes, dedicados principalmente a la peletería, usaron la estructura del puente romano para apuntalar sus casas y establecieron sus talleres bajo los arcos, requerían del agua para tratar las pieles.

Con el paso del tiempo, buena parte del lecho del río se incorporó a la ciudad, y la fracción del puente se convirtió en una de sus calles principales, la Rue Marx Dormoy.

La Plaza Des Docteurs Dax es donde los lugareños se dan cita en el mercado sabatino para degustar ostras y vino blanco, unos robustos pórticos semicirculares sostienen las antiquísimas casas: solo quien conoce el origen de la ciudad podría descifrar que esos arcos son en realidad la continuación del puente romano.

Sin embargo, Sommières paga caro su distintivo arquitectónico cuando el río Vidourle reclama su lecho original, provocando inundaciones.

Tentaciones irresistibles
-Deambular por sus intrincados callejones y caer rendido ante la vasta oferta comercial.
-Sentarse en algún café de la Plaza Jean Jaurès y observar cómo transcurre la vida cotidiana.
-Probar las pizzas del restaurante “La Bistoure”, famosas entre los lugareños.
-Degustar las ostras que los marchantes traen del Estanque de Thau, a orillas del Mar Mediterráneo, y acompañarlas
con una copa del vino blanco o rosado que se produce en la región.