San Pedro Sula, Honduras.
El cobro del impuesto de guerra es el punto de partida de las investigaciones del crimen del motorista y el ayudante del rapidito de la Ruta 2 que ultimaron el martes en la colonia Municipal.
Las autoridades policiales informaron que hasta ayer no tenían establecido con certeza la causa del asesinato de Walter Alexander Díaz García (35) y el motorista de la unidad de transporte Alain Sady Mejía Rivera (33), quienes murieron a balazos por dos tipos cuando se conducían en el bus.
Indicaron que iniciarán las averiguaciones del caso por la extorsión, pero no descartan que exista otros motivos en el doble crimen.
Yeni Sulay Contreras, esposa del conductor ultimado, quien ayer llegó a la morgue a reclamar el cadáver de su compañero de hogar, dijo que “para qué vamos a pedir justicia si en el país no existe eso, la verdad es que ya se sabe donde estamos parados y no se puede hacer nada”.
Contreras manifestó que su esposo era una persona que no se metía con nadie y expresó que no le había comentado que tuviera problemas.
Recordó que la última vez que habló con él fue a las 4:40 am del martes, cuando salió a trabajar en el bus, “él se despidió de mi con un beso, un abrazo y un te amo”.
Contreras indicó que la ilusión de Mejía era ver graduados a sus cuatro hijos.
El cobro del impuesto de guerra es el punto de partida de las investigaciones del crimen del motorista y el ayudante del rapidito de la Ruta 2 que ultimaron el martes en la colonia Municipal.
Las autoridades policiales informaron que hasta ayer no tenían establecido con certeza la causa del asesinato de Walter Alexander Díaz García (35) y el motorista de la unidad de transporte Alain Sady Mejía Rivera (33), quienes murieron a balazos por dos tipos cuando se conducían en el bus.
Indicaron que iniciarán las averiguaciones del caso por la extorsión, pero no descartan que exista otros motivos en el doble crimen.
Yeni Sulay Contreras, esposa del conductor ultimado, quien ayer llegó a la morgue a reclamar el cadáver de su compañero de hogar, dijo que “para qué vamos a pedir justicia si en el país no existe eso, la verdad es que ya se sabe donde estamos parados y no se puede hacer nada”.
Contreras manifestó que su esposo era una persona que no se metía con nadie y expresó que no le había comentado que tuviera problemas.
Recordó que la última vez que habló con él fue a las 4:40 am del martes, cuando salió a trabajar en el bus, “él se despidió de mi con un beso, un abrazo y un te amo”.
Contreras indicó que la ilusión de Mejía era ver graduados a sus cuatro hijos.
