Choluteca, Honduras.
Con siete meses de embarazo y un pequeño niño de dos años en brazos, Julie Yvette Ncindu (30), decidió dejar su natal Congo, en África Ecuatorial, para arriesgarse en el viaje de su vida.
Sus delgadas y alargadas piernas aún resienten el dolor de haber tenido que caminar a través del monte por cuatro largos días y así poder llegar a suelo hondureño con la esperanza de ser recibidos de mejor manera que en naciones cercanas.
Debido a su poca comprensión del español y ante la similitud de palabras del francés, ayudados por señas y gestos, Julie logró relatar que la búsqueda del “sueño americano” comenzó hace unos cinco meses, cuando partió en un barco desde África hasta Brasil con una distancia de más de 7,586 kilómetros.
Durante ese recorrido en el barco, la señora relata que las personas de la embarcación les daban la comida y el abrigo para su inquieto y curioso Julie. El viaje a través del océano duró 15 días y cuando llegaron al país sudamericano comenzó el calvario para la joven madre y un grupo de compatriotas que también había emprendido el viaje.
Al llegar a Brasil, los extranjeros abordaron un autobús que los llevó hasta Perú e igual continuaron hasta la frontera con Ecuador, Colombia y Venezuela, donde tuvieron que abordar un barco que los llevara hasta Panamá, recorriendo unos 4,072.12 kilómetros.
“En estos países, las personas nos regalaban comida y dinero para que siguiéramos hasta Estados Unidos”, comentó la joven madre. Ella es una de los 108 extranjeros africanos que llegaron el martes a Honduras tras haber dejado su país en búsqueda del “sueño americano”.
Tránsito
El tránsito de los extranjeros por América del Sur no tuvo contratiempos hasta que llegaron a la frontera de Costa Rica con Nicaragua, debido a que en este último país les impedía que cruzaran sus fronteras.
La negativa de las autoridades migratorias de Nicaragua impidió que el grupo de extranjeros continuará con su viaje, provocando que por unos cuatro meses estuvieran varados en territorio costarricense.
“Estábamos pasando calamidades, no teníamos dónde dormir, bañarnos y mucho menos comer, por lo que nos reunimos un buen grupo y decidimos atravesar Nicaragua como fuese posible”, recuerda Olfrondon Javiero (30). El joven es originario del Congo y debido a su relación con extranjeros en su país natal aprendió un poco de español.
El grupo de extranjeros, conformado por 64 varones, 35 mujeres y nueve menores de edad, ingresaron al territorio nacional el martes en horas de la tarde, luego de haber recorrido por más de cuatro meses unos nueve países de Latinoamérica en su deseo de alcanzar el “sueño americano”.
Los 108 extranjeros son oriundos de países como Congo, Malí, Senegal y Burkina Faso.
“Tuvimos que dormir en el campo, tomar agua estancada de la que tomaban los caballos y las vacas, aguantar calor y frío. Ha sido un viaje cansado, pero estamos agradecidos de haber llegado a Honduras”, declaró Javiero.
Con siete meses de embarazo y un pequeño niño de dos años en brazos, Julie Yvette Ncindu (30), decidió dejar su natal Congo, en África Ecuatorial, para arriesgarse en el viaje de su vida.
Sus delgadas y alargadas piernas aún resienten el dolor de haber tenido que caminar a través del monte por cuatro largos días y así poder llegar a suelo hondureño con la esperanza de ser recibidos de mejor manera que en naciones cercanas.
Debido a su poca comprensión del español y ante la similitud de palabras del francés, ayudados por señas y gestos, Julie logró relatar que la búsqueda del “sueño americano” comenzó hace unos cinco meses, cuando partió en un barco desde África hasta Brasil con una distancia de más de 7,586 kilómetros.
Las autoridades hondureñas vieron a los africanos caminando por las calles de Choluteca.
|
Al llegar a Brasil, los extranjeros abordaron un autobús que los llevó hasta Perú e igual continuaron hasta la frontera con Ecuador, Colombia y Venezuela, donde tuvieron que abordar un barco que los llevara hasta Panamá, recorriendo unos 4,072.12 kilómetros.
“En estos países, las personas nos regalaban comida y dinero para que siguiéramos hasta Estados Unidos”, comentó la joven madre. Ella es una de los 108 extranjeros africanos que llegaron el martes a Honduras tras haber dejado su país en búsqueda del “sueño americano”.
Los migrantes fueron llevados al Instituto de Migración de la ciudad de Choluteca, ahí les dieron atención médica y alimentación.
|
El tránsito de los extranjeros por América del Sur no tuvo contratiempos hasta que llegaron a la frontera de Costa Rica con Nicaragua, debido a que en este último país les impedía que cruzaran sus fronteras.
La negativa de las autoridades migratorias de Nicaragua impidió que el grupo de extranjeros continuará con su viaje, provocando que por unos cuatro meses estuvieran varados en territorio costarricense.
“Estábamos pasando calamidades, no teníamos dónde dormir, bañarnos y mucho menos comer, por lo que nos reunimos un buen grupo y decidimos atravesar Nicaragua como fuese posible”, recuerda Olfrondon Javiero (30). El joven es originario del Congo y debido a su relación con extranjeros en su país natal aprendió un poco de español.
El Instituto de Migración les extendió en Tegucigalpa salvoconductos para que sigan su camino.
|
Los 108 extranjeros son oriundos de países como Congo, Malí, Senegal y Burkina Faso.
“Tuvimos que dormir en el campo, tomar agua estancada de la que tomaban los caballos y las vacas, aguantar calor y frío. Ha sido un viaje cansado, pero estamos agradecidos de haber llegado a Honduras”, declaró Javiero.
Los migrantes africanos pasaron la noche en las instalaciones regionales del Instituto de Migración en Choluteca, donde los delegados los acomodaron para que pudieran descansar.
|