Tras la polémica en torno a la decisión de Harry y Meghan de utilizar jet privados durante sus vacaciones de agosto se calmó ligeramente una vez aclarado que dos de los vuelos habían sido costeados por su amigo Elton John y que las emisiones de carbono emitidas durante el viaje habían sido compensadas con la debida contribución a la organización Carbon Footprint.
Sin embargo, a nadie se le escapó que unos días más tarde la familia de los duques de Cambridge optó por una aerolínea económica para trasladarse a Escocia, gastando unas 400 libras ($488 dólares) en el viaje.
Aunque los duques de Sussex optaron por no responder directamente a las críticas, ahora parecen haberse propuesto demostrar con su última salida pública que los rumores sobre su lujoso estilo de vida no son ciertos.
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Este lunes, aprovechando que se trataba de un día festivo en Reino Unido, Meghan y Harry acudió a un pub cercano a su nuevo hogar de Frogmore Cottage para disfrutar de uno de los típicos asados ingleses en un menú que les costó 15 libras por cabeza.
Dos testigos presenciales -otra pareja que acudió a comer al local, llamado The Rose & Crown- han desvelado al periódico The Sun que el resto de comensales apenas se percataron de su presencia a pesar de que iban acompañados por el pequeño Archie, que se comportó de manera ejemplar, por dos miembros de su equipo de seguridad y por una tercera persona que se sentó a la mesa con ellos.
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Según ese mismo testimonio, el personal del pub -que se encuentra a diez minutos en auto del hogar de Harry y Meghan- actuó con total normalidad en torno a ellos y parecía bastante acostumbrado a su presencia, lo que desvelaría que son clientes habituales del lugar.