Sector Rivera Hernández, impulsado por su gente laboriosa

Suyapa Rosales (de 52 años) se enfrentó con la dura realidad de no encontrar empleo, y lo hizo de la mejor forma, decidió abrir un negocio en la colonia Rivera Hernández al que denominó Novedades Baruch.

Con esta decisión tomada hace ocho años, tras quedar viuda, ha podido dar el estudio a sus tres hijos de 15, 19 y 27 años, y hoy sueña con hacer crecer su negocio dedicado a la venta de juguetes, ropa y artículos para el hogar.

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“Mis hijos estaban pequeños cuando enviudé y por mi edad no me daban trabajo como les ha pasado a muchos.Entonces, saqué una pequeña mesa a la calle y comencé a vender dulces y churritos, luego otras cosas y el negocio se fue dando”, comentó.

Hoy este humilde local, bien abastecido, cubre toda la parte frontal de su casa y con el apoyo de los vecinos ha prosperado.

“Puedo decir que tenemos una clientela, al principio fue difícil, pero vamos saliendo adelante, es difícil emprender, pero no imposible tomado de la mano. Creo que en todo el sector del parque y Brisas centro se ha dado un crecimiento comercial en los últimos años”, agregó.

Darlin Jesús Rivera, dueño de supermercado El Baratillo, es otro ejemplo de familias que han emprendido para salir adelante.

Este negocio que opera en la calle principal, entre Brisas del Sauce, Rivera Hernández y colonia Central, es uno de los más visitados desde hace 25 años, cuando habían pocos negocios en la zona.

Don Darlin es testigo que en los últimos años se ha dado un “boom” y esa zona de su negocio ahora es considerada “la calle del comercio”.

“Las familias andan buscando cómo sostenerse y crecer, eso es bonito e importante, una forma de generarse recursos ante la falta de trabajo. Acá hay polleras, abarrotes, comedores, barberías, ferreterías y negocios de otros rubros”, comentó.

José Fernel, quien es soldador desde que era un adolescente, abrió su “taller de soldadura Fernel” en la colonia 6 de Mayo y con esto lleva el sustento a su casa.

“Esta es la opción para las personas que no encuentran trabajo y la gente de la comunidad nos apoya y gracias a Dios mis productos han sido solicitados en el sur del país y en Tegucigalpa. Me especializo en techos, barandas y balcones, entre otras creaciones de metal”, comentó.

El comerciante reconoció que para muchos es difícil mantenerse después de emprender, porque frente a su negocio hay una miniplaza de cuatro locales y mucha gente los ha alquilado solo uno o dos meses y luego se van.

Aunque no hay un dato oficial, dirigentes comunales, estiman que en la zona del comercio hay una media de 800 negocios.