Un pedazo de pared de concreto descolorida y en ruinas comienza a ser cubierta por la maleza. Apenas se lee el versículo 42 del libro de Isaías y otras frases religiosas que seis años atrás daban la bienvenida a todos los que ingresaban al centro penal sampedrano.
Son los letreros que estaban en la pared de la entrada principal y que se salvó de la demolición al cerrar el penal aquel 14 de octubre de 2017.
Fueron los únicos ladrillos que quedaron de pie en ese predio junto a dos tanques de agua, testigos mudos de tragedias tras las rejas. Por seis décadas los sampedranos convivieron con el centro penal en un sector populoso donde la incertidumbre y zozobra estaban a la orden del día.
Hoy empiezan a tener calidad de vida, hay nuevas construcciones en la zona y se respira un ambiente diferente, sobre todo por la paz y la tranquilidad.
Una promesa incumplida
El cierre del penal generó también esperanza para miles de habitantes de Cabañas ante el repetido anuncio de llevar a cabo un proyecto que daría plusvalía a la zona y convertirlo en algo icónico.
“A nosotros nos dio alegría cuando cerraron ese presidio, pero ahora vemos que no hay nada claro de lo que se quiere construir aquí”, dijo Juana Mendieta, residente en el barrio Cabañas.
El sentir de doña Juana es el de centenares de pobladores que ven preocupados cómo el sitio se está convirtiendo en una guarida de delincuentes, basurero y criadero de zancudos.
El predio fue limpiado por las autoridades municipales y también cercado con láminas de zinc el año pasado.
Fue una de las primeras acciones realizadas por el alcalde Roberto Contreras y un año después resulta que el cerco está roto y algunas láminas comienzan a desaparecer, la maleza creció y el sitio está en abandono, pues el terreno le pertenece al gobierno y la municipalidad no puede hacer nada.
En la administración anterior se diseñó un proyecto denominado Zeus, Zona de Emprendimiento, Universidad, Sostenibilidad, Innovación y Tecnología, se destinaron L200 millones para ejecutarlo, pero con las tormentas Eta y Iota se redestinaron esos fondos para atender la emergencia, recuerda el regidor José Antonio Rivera.
Con las emergencias y la pandemia el proyecto en el predio dejó de ser prioridad, se vino el cambio de gobierno y muchos sueños quedaron en papel.
Da tristeza ver cómo un terreno tan grande y bien ubicado se pierda mientras deciden que hacer por lo menos canchas de fútbol o algo debe habilitarse, pues se ha convertido en un problema ya para el vecindario”, dijo el maestro Roger Méndez.

Voluntad
El alcalde Contreras recuerda que hicieron una solicitud al Congreso Nacional para que a través de una iniciativa de Ley solicitara al Ministerio de Gobernación y Justicia traspasarlo a nombre de la municipalidad sampedrana a efecto de que construir el hospital pediátrico.
1_ En las afueras algunos comerciantes se instalan para vender hamacas. Desde que funcionaba el penal en ese sitio esas ventas estaban ahí y las personas buscan esos productos en ese lugar.
2_ En las cercanías del predio hay un centro técnico municipal y varias viviendas cuyos propietarios piden que se mande a limpiar porque la proliferación de zancudos es grande, aunque la molestia es mínima comparada con la zozobra que vivían antes.
“Hoy tenemos planos nuevos, el hospital se puede construir en dos niveles con capacidad para 80 camas, con una inversión de unos 10 millones de dólares y cinco millones para equiparlo, lo que podemos conseguir con donaciones de países amigos como Estados Unidos, Japón y otros”, dijo Contreras.
Según el alcalde, también se puede construir el hospital con fondos propios o traspasar el predio a una fundación sin fines de lucro a efectos de edificarlo entre todos los sampedranos”.
Por su parte, el empresario Ernesto Lázarus dijo que primero se debe resolver la tenencia del terreno, luego definir qué tipo de obras se requieren en el sector y buscar los financiamientos.
Por el momento todo es proyectos y voluntad, mientras los pobladores tendrán que aguantar la zozobra de vivir cerca de un predio que se está convirtiendo en una guarida de malvivientes.
